Repasando cositas atrasadas, me doy cuenta de que no he hablado de uno de los lugares que visité en Málaga, y que vale la pena hacerlo aunque sólo sea por puro sentimentalismo...
En la Plaza de la Merced, a tiro de piedra de la Alcazaba, y en un entorno que afortunadamente ha cambiado poco desde los tiempos en los que Picasso nació, se encuentra la casa donde vino al mundo el genio, que hoy día alberga tanto una sala de exposiciones como una suerte de gabinete similar al que tenía su padre (incluyendo, lo más interesante de todo, un cuadro suyo que representa a unas palomas). La entrada no cuesta más que un euro, y la tienda de recuerdos es una cucada...
Siempre da cierto placer visitar sitios así, por aquello de las vibraciones: saber que las paredes son las que vio Picasso, los ángulos y las estructuras, las vistas desde las ventanas... el pulso de la vida, en definitiva, que siempre es lo más importante. Recuerdo lo mucho que aprendí de Miró paseando por Montroig, o de Frida visitando su casa de Coyoacán...
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