miércoles, 30 de noviembre de 2011

"Os Amores de Aurélie" (Emmanuelle Arsan)

Ya que estamos, cerraremos el mes con una nueva lectura (relectura, en este caso) de un libro de Marayat en portugués, que ya que estaba con el tema, decidí volver a disfrutar: este “Os Amores de Aurélie”, cuya ficha técnica y portada detallo a continuación.

-Os Amores de Aurélie. (1995)

Primera edición (y parece que única) en Portugal de “Aurélie”. Tapa blanda con solapas, publicado en 1995 por “Ediçâo “Livros do Brasil” Lisboa”. Traducción de Ludovina Iznogood. Portada de A. Pedro: dibujo o fotograbado en blanco con fondo negro de una mujer desnuda vista de perfil, con el nombre de la autora “Emmanuelle Arsan” en verde claro en la parte inferior izquierda, el título en rojo y en mayúsculas “Os Amores de Aurélie” justo debajo, y el nombre de la editorial “Livros do Brasil·Lisboa” también en verde claro (en un tamaño más reducido) debajo. 232 páginas, 14’5 x 21 cm.
Como he dicho, este es probablemente uno de los primeros volúmenes en portugués que tuve (y leí, y aproveché muy mucho su lectura en beneficio propio) de Marayat, y como ya había dicho en el post de “Vanna”, no pienso leerme otro libro de ella sin tener un original para comparar tanto la lectura como las pertinentes notas... por lo que decidí hacerme también con un ejemplar de la primera edición, de Belfond de 1994 (hay otra en francés inmediatamente posterior de J’ai Lu, y aparte de la portuguesa, hay por supuesto traducción al alemán... pero creo que ahí se acaba la cosa, así que es toda una suerte que el presente exista), cuya sugerente portada es la siguiente:
Ya me di cuenta entonces, y ahora lo he vuelto a corroborar: esta novela de Marayat (la última de las que publicó, sin contar “La Siamoise Nue” como tal) es uno de sus textos más deliciosos, a pesar de lo perversamente bizarro que resulta el final, y teniendo en cuenta que más que frases concretas o momentos deliciosos, lo que se puede extraer de ella es sobre todo una lectura complacida, con esas descripciones tan acertadas de Alejandría (de nuevo, me ha encantado leer sobre un lugar en el que he estado) y esas filosofías tan filosas y tan Sofías... Desde luego, si hay un libro que es una lástima que no esté más traducido (aunque como digo, gracias miles a la editora portuguesa que decidió hacerlo: por lo que parece, “Chargée de Mission” les funcionó lo suficientemente bien), es sin duda éste.

Pero como digo, apenas un par de frases que extraer del precioso conjunto esta vez:

“Un hombre debe degustar todos los tipos de belleza.”

“Pero nosotros consideramos que nada es pecado y que nada nos mancha. El acto de amor en todas sus formas, incluso aquellas a las que llaman perversas, nos permite alcanzar nuestra esencia divina, porque quiebra los límites que nuestros envoltorios corporales nos imponen. [...] Es también por eso por lo que nos consagramos al estudio de todas las ciencias eróticas que, cada una a su manera, apuntan a alejar nuestros límites.”

lunes, 28 de noviembre de 2011

Columnas "Última Hora" octubre

Una vez más, tres han sido las columnas publicadas el mes pasado, además de otro artículo titulado “El James Bond de Jeffery Deaver” que salió en la sección dominical del periódico titulada “Puchero de letras” (que me encanta escribir todas las veces que me la ceden) el día 30.

-“Rihanna y su (falta de) ropa”: jueves, 6 de octubre de 2011.

Desde luego, hay noticias que no dejan de sorprenderme. Supongo que a estas alturas todo el mundo ha oído (y olvidado, que así son estas cosas) que a la cantante Rihanna la quisieron “censurar” mientras rodaba un videoclip en Irlanda, de una manera bien original: simplemente, el dueño de las tierras en las que ella trotaba ataviada únicamente con vaqueros y una especie de bikini rojo (no, no iba desnuda, no se vayan a creer) se acercó hasta ella y le dijo que a ver si se ponía algo más apropiado encima, que aquellas eran sus tierras y por mucho que se las hubiese alquilado, él les tenía mucho respeto.
Dejando aparte el concepto de “respeto” que tiene el buen señor (personalmente, para mí sería todo un honor que una mujer hermosa corretease por mis tierras, pero es que ya se sabe que yo soy un poco pervertido para esas cosas), es verdaderamente curioso el hecho de ver cómo a esta señorita “la persigue el escándalo”, según se empeñan en afirmar los medios de comunicación una y otra vez, habiéndose llegado a censurar las letras de sus canciones por hablar de prácticas sadomasoquistas, y cosas semejantes.
Y lo curioso no es eso, desde luego. Lo curioso es que, por una parte, haya personas capaces de censurar las actitudes de una mujer ampliamente aceptada en el “mainstream” y que gusta precisamente por lo que hace y lo que provoca, y que, por la otra, no haya nadie que censure otras actitudes sociales y políticas (en Irlanda o en cualquier otra parte) que sí son verdadero motivo de escándalo... y no daré ejemplos por aquello de que no me llamen demagogo, pero por la parte que me toca, creo que hay mejores lugares en los que poner una chaqueta censora que en los hombros de Rihanna.

-“Eros y Eastwood”: jueves, 13 de octubre de 2011.

Hace unos pocos días, me dispuse a ver en la pequeña pantalla una de las películas firmadas por Clint Eastwood en los últimos tiempos y que se me había pasado por alto. Afortunadamente, con los años Eastwood se ha vuelto un director “respetado” y plenamente aceptado como gran profesional dentro de la industria cinematográfica, por lo que quienes ya disfrutábamos antes con sus pelis de acción y tiros podemos hacerlo ahora con toda impunidad...
El caso es que, cuando llegó la inevitable escena de cama, lo primero que se me vino a la cabeza fue que, por supuesto, nada se iba a ver... y por supuesto, nada se vio. Y no tardé ni un segundo en recordar que, no hace tanto tiempo, sí que se veía, y que además eso resultaba de lo más natural. Sin ir más lejos, ¿qué ha pasado con aquel Eastwood que siempre mostraba los encantos de su entonces esposa Sondra Locke (que por cierto eran preciosos, y que además eran todo un aliciente para ver una de sus películas de la época) en los films que dirigía o protagonizaba?
Recuerdo haberlo comentado una vez con Luis Miguel Carmona, el autor del estupendo libro “Las Estrellas al Desnudo”, que recoge precisamente los momentos estelares de actrices (y actores) ligeros de ropa en la gran pantalla: se puede seguir la pista a los gobiernos estadounidenses y a la ideología de sus dirigentes por la cantidad de senos que aparecen en la pantalla grande, y que últimamente son tan escasos y tan raros que incluso llega a sorprendernos estar viendo una película de hace treinta años (y de las más comerciales) y observar que no había ningún problema al respecto.
Sin duda, la “evolución” es algo muy curioso... y las actitudes tanto de los creadores como del público, también.

-“X-Art.com”: jueves, 27 de octubre de 2011.

Sinceramente: no puedo creerlo. Que a un aficionado como yo a todo lo relacionado con el Eros y la sensualidad le hayan sorprendido de tal manera, y más desde el terreno de la web, es algo que no sé si estoy muy dispuesto a admitir. Pero en estos tiempos en los que parece que todo está al alcance de la mano con un clic de ratón, y que por lo tanto hay pocas cosas que verdaderamente merezca la pena reseñar, sin duda ha sido una sorpresa más que agradable, en todos los sentidos.
El caso es que, de absoluta casualidad, me di un día de narices con la página X-art.com, que lo que ofrece es precisamente lo que su nombre indica: productos marcados con la letra X (es decir, pornografía explícita) pero en los que la parte artística tiene un peso muy importante. Y no, no estoy hablando de tantos “quiero y no puedo” que pueblan el mundo y que se disfrazan de pretendidamente “artísticos” para que no los califiquen en una categoría superior y así colarse por los agujeros de la red, ni tampoco de los productos “vanguardistas” que se presentan como la alternativa chic y fashion sin pretender ser lo que no son...
Estoy hablando de un producto no solo sexualmente explícito (lo cual no es muy difícil de hacer), sino de un producto sensualmente explícito, que parte de la base de que no tiene nada que esconder ni que demostrar, y que por lo tanto se propone ir más allá, utilizando entre otras cosas a actores y actrices cuyas caras y expresiones hablan sin necesidad de utilizar el resto del cuerpo (lo cual es todo un mérito en el mundo X, desde luego), y fomentando una belleza y una delicadeza que ya quisieran muchas producciones cinematográficas, con la dichosa X o sin ella.
Por fin el cine para adultos se hace adulto: sin duda, ya era hora.

domingo, 27 de noviembre de 2011

"El Mundo de los Prodigios" (Robertson Davies)

Tras “El Quinto en Discordia” y “Mantícora”, este tercer volumen cierra la llamada “Trilogía de Deptford” escrita por el señor Robertson Davies, escritor que entusiasmó a mamá y del cual ella me ha ido regalando todos y cada uno de los volúmenes... y ahora, finalmente, he liquidado este tercero y último.

Reconozco que Davies es un gran profesional de la escritura, y que lo es tanto que ni siquiera he podido pillarle el truco... porque en condiciones normales yo no leería una novela ni de esta temática ni de este estilo porque no son de mi gusto particular, pero sin embargo, la facilidad de lectura que posee el texto es aplastante y sorprendente. Literalmente, Davies consigue que el lector se deslice por sus historias tanto si le gusta como si no, atrapándole en una sutil red que te lleva a no despegar los ojos de las páginas, aunque lo que te estén contando no te interese lo más mínimo. Es, como mínimo, curioso...

Sin embargo, y a pesar de que de nuevo he disfrutado con este libro, no creo que vuelva a leer nada más del señor Davies, porque mucho me temo que sería lo mismo de antes: es decir, un libro muy bien escrito y muy bien documentado, pero cuyo contenido sólo me produce un leve encogimiento de hombros, porque nunca ha sido santo de mi devoción. En fin, para la biblioteca va esta trilogía, que después de todo me ha enseñado alguna lección práctica bastante interesante.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Concierto de Tomeu Quetgles & Friends

Memorable, sin duda, el evento al que tuve la grandísima fortuna de asistir el pasado viernes noche, en el renovado palmesano teatro Mar i Terra, donde el amigo Tomeu Quetgles nos preparó una de esas veladas llenas de sorpresas y de buena música regada con chistes del país (y con lo de “país” me refiero a la geografía mediterránea, no a la política humana) y sobre todo con muy, muy buena energía.

Es fácil decir lo mismo de Quetgles que de los “Whisky Facile” (muchos de los cuales estuvieron también en escena): a todos ellos les considero amigos míos, y es un gran placer (y un gran honor) tener amigos (y muy buenos amigos) que se dedican a algo con lo que uno mismo ha soñado siempre pero para lo que los dioses no lo han dotado precisamente (el mismo Tomeu ha sido testigo más de una vez de los desesperos de Adrià cuando yo acaricio una guitarra y soy incapaz de seguir el más evidente de los ritmos...), y por eso, lo disfruto mucho más que otros que simplemente van a escuchar. Yo voy a estos conciertos a compartir, a suspirar por musas que me sonríen sólo a su manera (porque me gusta mucho la música, pero yo a ella le gusto lo justo), y a pasarlo bien con estas composiciones enérgicas, animadas y socarronas, que saben a sal mediterránea y a tierras mallorquinas de verdad, no de las de típico tópico y balbuceo porcino-asnal.

Porque una de las cosas que más me gusta de la música de Tomeu Quetgles es precisamente su autenticidad, la capacidad de destilar una esencia que nos hace así como somos, aunque algunos sólo lo seamos de adopción: som mallorquins i això és el que tenim... y de esos mallorquines también soy yo. No de los otros, sino de esos... que por desgracia, son los menos: ya lo dijo Georges Sand, así que para qué insistir.

Que sí, que la vida tiene momentos especiales, y que los años han servido para saber que los momentos especiales son los que se comparten con amigos, de esos momentos-mariposa que te gustaría clavar con un alfiler en un álbum de recortes, pero que es imposible porque así morirían y se marchitarían sin remedio. Y como lo deseable es que vivan y que continúen viviendo, pues sólo nos queda la música.

Sortirà el Sol...

domingo, 13 de noviembre de 2011

"Éramos unos Niños" (Patti Smith)

Vaya por delante que, como bien saben todos mis amigos, soy literalmente un fanático de la obra de Patti Smith: he escuchado todos sus discos hasta la saciedad, he visto documentales, he leído biografías, y la he visto dos veces en directo... además de hablar con ella un par de segundos en ambas ocasiones (declarándole ambas mi devoción incondicional por su obra). Con lo cual, no voy a ser nada objetivo...

Dicho esto, “Éramos unos Niños”, especie de autobiografía biográfica de su especial relación con el fotógrafo Robert Mapplethorpe (que por cierto adquirí de chiripa a un precio más que módico en una librería de segunda mano), no sólo no me ha decepcionado en absoluto, sino que me ha cautivado como pocos relatos de este tipo. Muy bien escrito y muy bien narrado, nos traslada a una época lejana de la que pocos sobrevivieron pero los que lo hicieron se convirtieron en leyendas. No en vano, y como dice la propia Patti, “eran los setenta, y todos mis amigos estaban vivos”... una frase que, dicho sea de paso, me da pánico llegar a escribir algún día.

Y de la obra de ambos dos, pues poco por decir: dos artistas con una personalidad tan penetrante, y con una obra tan potente, por fuerza tienen que resultar interesantes... y sin duda, así es. Ojalá todos los libros de memorias estuviesen escritos con esta vivacidad, con este cariño, y con esta intensidad...

People have the power.

viernes, 11 de noviembre de 2011

"La Misión" (Emmanuelle Arsan)

Aprovechando lo que contábamos hace poco de “Vanna” y de la necesidad de consultar textos originales de Marayat mientras se van leyendo sus libros traducidos, he aprovechado la ocasión para adquirir uno que me faltaba (procuro siempre que sean primeras ediciones, por aquello de la exactitud de los datos y del coleccionismo particular: en este caso concreto, está muy bien la bibliografía que se incluye, y el detalle de que se anuncia “La Siamoise Nue” como un libro de memorias en preparación, nada menos), y así amplío de paso la documentación de volúmenes portugueses, aunque de momento no me lo haya vuelto a leer... porque es un libro de rocambolesca historia, cuyas andanzas históricas ya conté aquí:

http://hazgonzalez.blogspot.com/2009/08/il-terzo-libro-emmanuelle-en-roma-y-la.html

Por lo tanto, de lo que hablamos ahora es exclusivamente de este “Chargée de Mission” (que según parece, se traduce literalmente por “Encargada de Misión”, con lo cual el ligero cambio de traducción del título en castellano no es en absoluto censurable) que tantas vueltas ha dado, cuya primera edición parece que es la de Belfond, de septiembre de 1991, y cuya portada es la siguiente:
Por una de esas chiripas de la vida, en ese mismo momento se estaba editando en España una colección de novelas eróticas por parte de Ediciones Robinbook (según creo, dirigida por Rubén Solís Krause), y alguien tuvo la feliz idea de comprar los derechos de este libro y traducirlo. La ficha técnica y la portada son las siguientes:

-La Misión. (1992)

Primera (y única) edición en España de “Chargée de Mission”. Tapa blanda, publicado en 1992 por “Ediciones Robinbook, SL”, dentro de la colección “Narrativa erótica”. Traducción de Ramón Hervás. Portada: negra, con el dibujo de la cara de una mujer hecho por Seiji Nakamura (el nombre “Emmanuelle Arsan”, título “La Misión” y editor “Robinbook” en blanco -letra “L” de “La Misión” en amarillo-, y las palabras “narrativa erótica” en negro sobre fondo rojo). 194 páginas, 13’5 x 21’5 cm.
Y por otra de esas mismas carambolas, en el país luso decidieron hacer lo mismo, y editarla en portugués ese mismo año (aunque como bien se especifica en el volumen, la venta estaba prohibida en Brasil). Ficha técnica (algunos circunflejos no están bien colocados debido a mi teclado español, empezando por el del título) y portada, aquí:

-Missâo Secreta. (1992)

Primera edición (y parece que única) en Portugal de “Chargée de Mission”. Tapa blanda con solapas, publicado en 1992 por “Ediçâo “Livros do Brasil” Lisboa”. Traducción de Eduardo Saló. Portada de A. Pedro: dibujo o fotograbado en blanco con fondo negro de una mujer desnuda vista de frente, con el título en rojo y en mayúsculas “Missâo Secreta” en la parte superior, el nombre de la autora “Emmanuelle Arsan” en amarillo y en mayúsculas justo debajo, y el nombre de la editorial “Ediçâo “Livros do Brasil” Lisboa” también en amarillo y también en mayúsculas (en un tamaño más reducido) en la parte inferior. 264 páginas, 14’5 x 21 cm.
Como he dicho, no he vuelto a leérmelo, entre otras cosas porque tengo otros mucho más interesantes entre manos, y sobre todo porque esta novela no es ni mucho menos la más memorable de Marayat (entre otras cosas, porque no es suya del todo, y cuanto más la lee uno más lo nota), y ya es curioso de por sí que el momento histórico hiciera que fuese precisamente esta una novela tan traducida de inmediato (ojalá hubiese pasado lo mismo en 2003 con “La Siamoise Nue”, diablos). Como además en su momento tomé las pertinentes (y escasas) notas (creo que en portugués y sin original, así que se ha hecho lo que se ha podido), pues eso, que ahora mismo no tengo ninguna prisa por releerlo, así que anotado queda aquí como mandan los dioses, que es lo que cuenta: en la próxima ocasión (que sin duda la habrá), lo haremos como debe ser, es decir, leyéndolo y comparándolo con “Emmanuelle a Rome”, para saber si las frases escogidas son exactamente de Marayat o no (que uno sigue siendo muy pejiguero, después de todo).

“La fidelidad, en el sentido estándar del término, es reducir al ser amado a la indigencia.”

“A ondas lentas, Lía perdió poco a poco toda noción del mundo que la rodeaba, ascendiendo hacia un paraíso en el cual dios puede verdaderamente existir sin tener que castigar.”

“Lía hubiera podido expresarse en profundidad, decirle que ella no se detenía ante un físico ingrato -pese a que como esteta buscara la belleza- cuando presentía, detrás de aquella apariencia, una sensibilidad vibrante, una sensualidad refinada. Pero todo, en ese hombre, no le suscitaba más que repulsión. Sabía por instinto que él era un ser hecho de cinismo y cobardía, dispuesto a las peores bajezas para conseguir su objetivo.
No, no tendría nada de ella, quien, de la vida, no recogía sino las más preciosas rosas.”

domingo, 6 de noviembre de 2011

"Vanna" (Emmanuelle Arsan)

Pasito a pasito, y aprovechando las influencias varias que la literatura erótica está haciendo en mi vida en este momento, continuamos con la tarea de leer y disfrutar (sobre todo disfrutar) las obras de Marayat en idioma portugués. En este caso, le ha tocado el turno a uno de esos volúmenes escurridizos que pude adquirir de chiripa: la edición brasileña de “Vanna”, cuya ficha técnica describo a continuación.

-Vanna. (1979)

Primera edición (y parece que única) en Brasil de “Vanna”. Tapa blanda con solapas, publicado presumiblemente en 1979 (sólo se indica el año del copyright de “Belfond”, la editora original francesa) por “Editora Record”. Traducción de Pina de Oliveira Bastos. Portada de Willy: dibujo de una mujer desnuda tapándose el pubis con una tela violeta sobre fondo en distintos tonos rojos difuminados, con el nombre “Emmanuelle Arsan” en amarillo, las leyendas “Autora de EMMANUELLE” y “Mais Erótica, Mais Sensual, Mais Tentadora do que Emmanuelle” en blanco y en letras más pequeñas, el título “Vanna” en mayúsculas doradas repujadas con latiguillos rojos con una vistosa tipografía, y el pequeño logotipo de la editorial en blanco y negro en la esquina inferior derecha (asimismo, la firma de “Willy” es visible en la esquina inferior izquierda). 270 páginas, 14 x 20’5 cm.

La alucinante portada (yo diría que la más fea de cualquiera de las realizadas para un libro de Marayat, en cualquier idioma) no tiene desperdicio:
Como puede verse, este es de esos volúmenes cuya historia es de lo más confusa: por no tener, no tiene ni año de edición, ni tampoco ISBN (y por supuesto, en la actual página web de la editorial no aparece por ningún lado), y según todas las consultas realizadas, es la única edición que hubo de dicho libro en dicho idioma.

Pero por lo menos, existe, y en mi caso particular, me permite disfrutar de una novela de Marayat que efectivamente apareció en 1979 por primera vez, y que parece ser la obra número 12 firmada por ella, y la tercera de sus novelas como tales (excluyendo siempre el ciclo de “Emmanuelle” y las “Novelas de la Erosfera”, que considero historias cortas). Una novela que, dicho sea de paso, ya había leído, o más bien medio leído, porque hace algunos años (por supuesto, antes de saber que existiese este volumen) adquirí una copia en inglés que me leí como experimento en un viaje a Holanda (y pude comprobar que si me esforzaba entendía bastante bien el asunto), de la que, ya que estamos (y teniendo en cuenta que también habrá que hablar alguna vez de las traducciones inglesas de Marayat), adjunto la ficha técnica.

-Vanna. (1981)

Primera edición en Gran Bretaña (presumiblemente) de “Vanna”. Tapa blanda, publicado en 1981 (y reimpreso sucesivamente) por “Grafton Books”. Traducción de Celeste Piano. Portada: foto de Marayat (de “Rex Features”, copyright Leonard de Raemy-Syema) de tres cuartos, con una franja violeta que contiene el título “Vanna” en letras amarillas, y en blanco las leyendas “EMMANUELLE ARSAN”, “BESTSELLING AUTHOR OF EMMANUELLE”, y “They shared an erotic quest, with no inhibitions... and no limits”. 256 páginas, 11 x 17’8 cm.

La portada, bastante más amable, es la siguiente:
Lamentablemente, no dispongo de una copia original del libro, y eso me ha hecho reflexionar acerca de que realmente es necesario para poder apreciar las obras en su justa medida, sobre todo con lo pejiguero que soy yo a la hora de tomar notas, por lo que a partir de ahora no volveré a dejarlo pasar.

El libro, en sí mismo, no está mal, aunque tampoco es de los mejores: un viaje a través de Egipto en busca de no se sabe muy bien qué, preñado como siempre de valiosas y valerosas filosofías, y que en mi caso particular tiene un aliciente añadido, ya que yo he estado en el egipcio oasis de Siwah. Desde luego, mis aventuras allí no fueron tan voluptuosas como las descritas en el libro, ni tampoco vi nada extraño entre aquellas gentes (salvo que tapaban a sus mujeres con una especie de burka que por lo visto es muy típico allá), pero no deja de ser curioso estar leyendo una historia y poder seguir con la mente los pasos recorridos por los personajes, sintiendo los olores y las sensaciones que fueron tan y tan intensas a su manera...

Y como siempre, lo importante es difundir la palabra (aviso de lo curiosas que son las traducciones en este caso concreto, ya que el ejemplar en inglés fue el primero del cual empecé a tomar notas sistemáticas de los libros de Marayat, y ahora he añadido algunas nuevas del portugués... y como digo, no tengo original francés para compararlas, así que se hace lo que se puede), por lo que allá vamos:

“-No me gusta la gente que se avergüenza de su cuerpo. O de su sexo. O que siente vergüenza de sus deseos.
-¿Entonces, en tu manual todo está permitido?
-Está permitido todo aquello que haga feliz a uno mismo sin hacer infelices a otros.”

“¿Acaso es necesario adscribir al trabajo de un artista algún otro sentido que no sea el de traer al mundo una belleza que sin el artista nunca hubiera existido?”

“Ni ahora ni nunca el amor podrá ser algo no natural. De hecho, nada puede serlo, ni los cuerpos ni las ideas.”

“El propósito de la ciencia no es saber, sino hacer preguntas. Las preguntas adecuadas.”

“-No ha habido ninguna civilización vanidosa sobre la Tierra: la civilización todavía no se ha inventado.
-¿Acaso no consideras las pirámides que quieres enseñarme el signo de una civilización? ¿Consideras que quienes fueron capaces de planear y ejecutar las maravillas técnicas que requerían estas construcciones, eran salvajes?
-Peor que salvajes: hombres de poder.
-Entonces, ¿por qué vamos a visitarlas y a hacer que otros las visiten, si según tú son monstruosas?
-Porque pueden hacer que uno tenga el deseo de comprender.”

“¿Recuerdas el best-seller americano “Love Story”, el cual alimentaba a sus lectores con basura del tipo “el amor es no tener que decir nunca ”? ¿No es acaso justamente lo contrario: comprender que el amor es cuando uno pide, u oye a los demás pedir, perdón?”

“La vida no es un problema que resolver, sino una experiencia que tener.”

“Él, que se vanagloriaba de adivinar enseguida si una mujer pertenecía a una o a otra de las dos únicas categorías que se disputan el mundo, tal como hacían antiguamente el Bien y el Mal: las que están desnudas bajo los vestidos y las que no lo están.”

“¿Llamaría usted “Arte” a algo que no le excitase?”

“La Historia del Arte no es una ciencia, es una liturgia. Una religión donde sólo hay sacerdotes y ningún creyente. Su algarabía no elucida, sino que causa estupor. Está concebida para esconder la ignorancia absoluta de la secta. Y eso es porque no hay, en realidad, nada que saber, nada que comprender: no se trata, para todo el mundo, sino de tantear, escuchar, mirar.”

“La cultura [...] consiste en renunciar al cambio. Y renunciar a los cambios es, en la práctica, renunciar a las oportunidades de crecer. El desarrollo implica innovación continua.”

“Yo llamo bárbaros a aquellos hombres y mujeres que no se avergüenzan de sus ancestros y tienen miedo por sus hijos, dijo Vanna. Los bárbaros son aquellos que creen que las ideas de hace quince o veinte centurias todavía pueden aplicarse hoy y serán válidas dentro de cien años. Esos que mantienen que los constructores de las pirámides fueron más necesarios para el avance que otros, y que una obra maestra de la crueldad y el cálculo es un trabajo memorable. Aquellos que ven el progreso como no natural y que modelan el futuro en base a un pasado idealizado. Aquellos que siempre saben qué es lo mejor y cómo hacerlo. Aquellos a los que la verdad ha sido revelada. Aquellos que sólo piensan como sus parientes y dioses. Aquellos que preguntan a los sacerdotes para que les guíen o a los filósofos para que les reafirmen. Aquellos que juran sólo por la historia misma, que están orgullosos solamente de su propio país o raza, que sólo apoyan su propia diversión. Aquellos que viven en un éxtasis místico o de acuerdo a la superstición, y sueñan con zambullir a los demás en ello. Yo llamo bárbaros a los ejecutores de una herencia, a los guardianes de una tradición, a los porteros de una fe. Bárbaros son aquellos que visten de acuerdo a la costumbre, aquellos que no se apartan de los hábitos de sus compañeros. Yo llamo bárbaros a aquellos que se reúnen en pequeños grupos, distribuyen insignias, inventan su propio lenguaje secreto y código de palabras (eliminando a aquellos que no entienden sus miedos u odios) para asegurarse de que ningún extraño penetre en la exclusividad de su mafia. Yo llamo bárbaros a aquellos que mojan una rosa en la sangre de los hombres que han sido asesinados y colocados sobre los cuerpos de los hombres que se habían vengado. Yo llamo bárbaros a aquellos que dicen “mantener las cosas en la familia”. Bárbaros son aquellos que están seguros de sí mismos, y no pueden confiar en nadie. Aquellos que todo lo pierden y no ganan nada. Aquellos que quieren estar así como están los muertos. Y como la muerte, no quieren cambiar.”

sábado, 5 de noviembre de 2011

"La Materia Oscura" (Philip Pullman)

Celebraremos la especial efeméride (por aquello de que hoy hace exactamente veintisiete años que empecé a escribir un diario) comentando por fin la última de las lecturas, que finalicé ayer mismo con todo el dolor de mi corazón y todo el placer de haber leído una muy buena obra a la que tenía ganas hace tiempo...

Desde luego, la oportunidad era tan buena que no la desaproveché: después de haber visto “La Brújula Dorada” en el cine (y de que me pareciese lo suficientemente interesante), y de haber estado en la noruega localidad de Molde, donde la filmaron, sólo me faltaba adquirir los libros en la vistosa edición que Ediciones B había puesto a la venta a raíz del estreno del film... y la espera para hacerlo mereció la pena, ya que encontré el estuche con la trilogía nuevecito del todo por 20 euros (es decir, a mitad de precio) en una librería madrileña de segunda mano.

Para empezar, cualquiera que se lea “Luces del Norte” (el primer libro, rebautizado después como la película) reconocerá a simple vista que el planteamiento es más que original, y que además está muy bien llevado (es, para mi gusto, el mejor de los tres, y uno no puede evitar pensar qué habría sucedido si el autor continuase por esos derroteros literarios): Pullman habla de un mundo extrañamente parecido al nuestro, con sorprendentes hallazgos literarios (los daimonions, con nombres tan sugestivos como Pantalaimon o Stelmaria) que se desarrolla de una forma que continúa sorprendiendo por apartarse como se aparta de la premisa principal sin abandonarla del todo, metiéndose tanto en “La Daga” como en “El Catalejo Lacado” en terrenos verdaderamente curiosos, donde se entremezclan física y religión de una forma muy, muy especial.

Para mi gusto, sin embargo, existe cierta precipitación en el último volumen, sobre todo en su segunda mitad: no estoy diciendo que yo lo hubiese hecho mejor, pero sí que tal vez habría sido deseable que desarrollase bastante más ciertas situaciones que resuelve en un plis y con una velocidad irritante. En fin, él es el autor, y él sabrá...

Pero de todas formas, eso no desmerece una rotunda conclusión, y es que hacía mucho, mucho tiempo, que yo no disfrutaba de una lectura como esta, hasta el punto de sufrir por y con sus personajes (y hasta aquí puedo leer), y de llegar al abismo blanco tras la última frase impresa y decir en voz alta “¿ya está?”, porque no tenía ningunas ganas de que se acabase.

Así es la vida, así son los libros: infinitas gracias pues que darle al señor Pullman, muchos ánimos para seguir profundizando en nuestra propia literatura, y un oso polar de cerámica que me traje de las islas Svalbard y que decora mi mesa de trabajo... y que ahora, lógicamente, se llama Iorek Byrnison.

martes, 1 de noviembre de 2011

Resaca de Halloween, con más orden y más collages

Bonita fiesta la de anoche, sí señor: teniendo en cuenta que yo reivindicaba que se celebrase hace ya más de quince años (cuando nadie sabía lo que era, y a mí me parecía la mejor de las fiestas que se podían celebrar), resulta un verdadero gusto ver a gente disfrazada de muertos y demás. En Ses Voltes, con muy buenos amigos, con muy buenas noticias, e incluso con música de la que ahora escucho con todo el placer del mundo: uno es un treintañero y se siente como tal, y sin embargo, es un gozo poder quitarle las telarañas al jovenzuelo de hace diecimuchos años y enseñarle a vivir un poco la vida...

Por lo demás, pues como siempre: en proyectos estamos, en artículos insistimos (y gracias a ellos podemos comer aún), con magníficos asuntos contamos (pasado mañana empiezo al fin el curso de literatura erótica en la librería Literanta), y esperando seguimos para más de una cosa. Trabajar, lo que se dice trabajar, trabajamos.

Y continuamos poniendo orden, que es algo que nos relaja y nos gusta. Y gracias a los últimos viajes estivales a Asturies, por fin he ido pudiendo juntar más y más cosas de mi fragmentada vida, lo mismo que si juntase emociones troceadas o sentimientos dispersos... y una de las grandes beneficiadas del asunto ha sido la correspondencia. Finalmente, todas las cartas que he recibido a lo largo de mi vida están juntas en diferentes archivadores, y algunas de ellas contienen información vital muchísimo más valiosa de la que yo pensaba. Para algunas de ellas, las más abundantes y tal vez las más especiales, un acordeón especial, con un collage especial, recién hecho.

Qué cosa tan sana es divertirse...