domingo, 25 de octubre de 2009

"Placeres" (Lonnie Barbach)

Más que con ningún otro, tenía una deuda pendiente con este libro, porque lo compré hace ya muchísimo tiempo creo que de rebote con uno de Marayat y con precisamente el de “Orgías en Familia”, que vinieron todos baratitos... y lo había empezado pero nunca había acabado de decidirme a ir en serio con él. Y ahora, después de las clasificaciones pertinentes (es el número 13 de la colección, según la lista confeccionada por mí), digo yo que era el momento...

Sin embargo, el asunto es que este no es un libro cualquiera, sino una especie de experimento sociológico consistente en que unas cuantas mujeres relaten sus experiencias eróticas. Nunca es un mal ejercicio, y supongo que en los años 80’ (cuando se publicó originalmente), debía resultar revolucionario del todo... pero hoy día, visto lo visto y leído lo leído, esta compilación llamada “Placeres” (cuyo título coincide por cierto y a posteriori con una de mis propias novelas eróticas, que espero vea la luz algún día) se queda no ya en una curiosidad, sino en una curiosidad flojilla, donde los mejores relatos son (por supuesto) los publicados sin firma. Y es que los tiempos han cambiado un poco, y hoy ya no es tan importante eso de reivindicar que las mujeres tienen una sexualidad normal y corriente como la de los tíos...

Siendo así, me quedo sin duda alguna con la delicia (sin firma) “Escuchando en la noche” (con el que además me he sentido identificado), con la pasión de “La luna sobre el Soho” (también sin firma), y con la liberación de “Rub-a-Dub-Dub” (también sin firma... y espero que la señora no sólo llegase a congresista, sino que además mantuviese sus hábitos). La mayoría de los demás, para mi gusto, son demasiado “americana pseudoliberada ama de casa con dudas existenciales pero que busca amor de toda la vida a la hora de la verdad”... aunque bueno, hay gustos para todo: insisto en que no es una mala curiosidad, por supuesto, pero tampoco creo que vuelva a leerla otra vez nunca más.

sábado, 24 de octubre de 2009

"Lugares Sagrados" (Carlos Allende, Francis Amalfi, Teo Gómez)

Viendo la hermosura llamada “Lugares Sagrados de Oriente” que publicaban los amigos de Océano Ambar como novedad, llamé a su jefa de prensa para informarme de qué era exactamente el tema, y si sería posible hablar con alguno de sus autores... y muy amablemente, me enviaron copia de prensa tanto del citado como del presente, que sirvieron entre otras cosas para tener una charla muy agradable este verano en “Tassa i mitja” con Teo Gómez. Con sana envidia, escuchamos sus reflexiones sobre la espiritualidad de Oriente acerca no sólo de templos y lugares hechos por el hombre, sino también de santuarios naturales y sitios de esos que sí merecería mucho la pena visitar antes de morir...

Y ese segundo libro aún espera en el montón para leer, pero este primer “Lugares Sagrados” (firmado, además de por el señor Gómez, por Carlos Allende y Francis Amalfi) lo finalicé hace ya unas semanas, con bastante gusto. Porque si bien es cierto que es una especie de guía que no profundiza mucho en los lugares que nombra, sí ilustra sobre sitios más o menos conocidos que de repente ponen los dientes largos, y más a alguien como a mí... ya que hace tiempo que me he dado cuenta de que lo que de verdad me gusta visitar de los sitios a los que voy es precisamente esto, los lugares sagrados, los sitios que desprenden energías especiales. Hace años eran el arte y la obra del hombre, pero ahora mismo, donde esté un buen acantilado, que se quite un buen cuadro... salvando las distancias, claro está.

En fin, un libro hermoso y también peligroso, porque da demasiadas ideas acerca de qué ver en este Mundo...

Columnas "Última Hora" agosto y septiembre

Trasteando por el blog, caigo en la cuenta de que últimamente no he colgado las columnas de los meses pasados... pero como en total son cuatro, pues las pongo ahora, y listo:

-“Nudismo urbanita”: jueves, 6 de agosto de 2009.

Hay noticias que uno no se resiste a comentar... y más si son de esas que invitan a segundas y terceras lecturas: un hombre de 38 años se paseaba completamente desnudo por la ciudad israelí de Tel-Aviv, y su argumento era tan original como que él era el hombre invisible, así que por lo tanto nadie le estaba viendo y a nadie podía ofender.
Además del evidente deterioro psicológico del sujeto (y de las también evidentes sonrisas que nos pueda provocar semejante explicación a dicha conducta), es buena cosa darle un par de vueltas al tema y plantear cuestiones paralelas. Por ejemplo, la más clásica de todas: ¿por qué debería ofenderse nadie ante la visión de un cuerpo desnudo? Y si le damos una vuelta más, tendremos otras visiones diferentes: ¿por qué debería estar prohibido el nudismo en las ciudades? O también: ¿por qué un simple hombre desnudo (que presumiblemente no ha atacado a nadie, ni se ha exhibido obscenamente delante de nadie, ni ha increpado a nadie) es un tema de escándalo de tal magnitud?
Respecto a la prohibición del nudismo en la vía pública, es curioso constatar el hecho de que, por ejemplo, en Barcelona está permitido (lo dijo su alcalde en un informativo nacional, después de aquellas famosas fotos que Spencer Tunick hizo en la ciudad... aclarando eso sí que no incentivaba a nadie tampoco a que lo hiciese). Y respecto a lo de que un hombre (o una mujer) desnudos, estén donde estén, sean algo tan escandaloso... pues qué quieren que les diga: es un tema que he investigado a conciencia durante mucho, mucho tiempo, y del cual nadie ha sabido darme una respuesta satisfactoria (por mucho que lo hayan intentado) más allá del tradicional y fanático “porque sí”.
Así que supongo que la culpa de no entenderlo es mía, después de todo...

-“Nudismos y miradas”: domingo, 9 de agosto de 2009.

Es tiempo de ir a la playa, eso nadie lo pone en duda. Es de dominio público el deseo estival de ir a refrescarse y a tostarse alternativamente a las superficies arenosas que hay junto al mar y a las que el resto del año apenas hacemos caso como no sea para paseos melancólicos o pescas ocasionales... y el verano es también un buen amigo del nudismo, lo mismo que ciertas playas (que no todo son cuerpos desnudos en la viña del Señor, ojo). Pero no es mi intención defender el nudismo para aquellos que no lo practican o que se escandalizan con él, ni tampoco es mi intención revindicarlo como una forma de vida más libre y diferente (eso ya se encargan otros de hacerlo, y mucho mejor que yo, afortunadamente). Cada uno, que haga lo que quiera...
Aunque sí me gustaría añadir algo, a riesgo de parecer grosero o “impuro”: aquellos que hacemos nudismo deberíamos estar orgullosos tanto de mirar como de ser mirados. Simple y llanamente, porque el cuerpo desnudo (con todos sus matices y todos sus defectos) es hermoso, y eso ya lo sabían los antiguos que esculpieron las estatuas y pintaron los frescos clásicos. Y lo digo porque hay veces que los nudistas “profesionales” se escudan en argumentos del tipo “en realidad para nosotros es igual que ir vestido” o “defendemos la privacidad a pesar de no llevar ropa encima” porque “nuestro objetivo no es mirar o que nos miren”...
Pero hay algo que todo el mundo parece obviar a propósito: todos nosotros nos miramos, y mucho, y muchas veces sin ningún recato, cuando vamos vestidos. Y aquel que no quiere que le miren cuando va vestido, ya se preocupa de hacer todo lo posible para conseguirlo... así pues, simplemente ¿por qué no estar orgulloso de ser mirado y de mirar, vestidos o desnudos?

-“Monos vestidos”: jueves, 13 de agosto de 2009.

Utilizo una definición de Marayat tergiversada de otra todavía más famosa para contar una de esas historias intrascendentes del verano que, como siempre, dan que pensar. Hace no muchos días, estaba viendo la televisión con gesto soñoliento y asueto veraniego (al tiempo que hacía otro tipo de cosas, pero no voy a entrar en detalles porque luego me llaman intelectual), cuando de repente me encontré con una variante de concurso que me llamó la atención sobremanera: consistía el asunto en llamar por teléfono, escoger a uno de los modelos que están detrás del presentador (dos chicos y dos chicas, en este caso concreto) y pedirles que se despojasen de una de las escasas prendas que llevaban encima... ya que ellas iban en bikini y ellos en bañador, con un pareo añadido. Así pues, la concursante en cuestión escogió a una de las chicas, a la cual el presentador pidió (textualmente) que se desnudase... y con un primer plano de cámara que abarcaba de forma única y exacta y exclusiva apenas unos 15 centímetros de piel que iban de debajo del ombligo a lo alto del muslo, la modelo se quitó el pareo para dejar al descubierto la cifra que le habían pegado en su pierna derecha y, desde luego, un minúsculo tanga.
Y lo que son las cosas: lo que me dio que pensar no fue la modelo, ni la parte de su anatomía apenas velada por un par de fibras, ni la dinámica del concurso, ni las falsas sonrisas... sino la certeza absoluta de que, si no fuese por aquellas dos franjas de ropa que representaban poco más que treinta centímetros cuadrados, ese concurso que está plenamente aceptado por toda la sociedad se convertiría en un escándalo sin precedentes que todo el mundo estaría dispuesto a denunciar como algo obsceno y asqueroso.
Sin duda, seguimos siendo monos vestidos...

-“Eros y fascículos”: miércoles, 9 de septiembre de 2009.

Los finales de época suelen traer aparejados desde hace unos cuantos años un fenómeno que además de mover muchos asuntos económicos (que parece ser que demostrado está), causa a veces asombro y a veces sonrisa: estamos hablando, claro está, del asombroso mundo de los fascículos coleccionables, que (otra vez) asaltan los kioscos con propuestas de todo tipo y de toda clase.
Pero no escribo esto para ni mucho menos condenar dicha práctica o exponer las sempiternas quejas que cada vez acompañan a dicho fenómeno (porque siempre hay los que reiteran su enfado contra las casas editoriales y cosas así), sino precisamente para animar a que la temática de esos fascículos se acerque más a lo que a tantos de verdad nos interesa. Porque ya puestos, y visto lo que hay, ¿acaso no sería rentable publicar una colección de ‘Clásicos de la Literatura Erótica’ (o mejor aún, una ‘Selección de Libros Sensuales Inéditos en Lengua Castellana’), regalando por ejemplo “Justine” del Marqués de Sade o “Las Once Mil Vergas” de Apollinaire y ofreciendo una colección de títulos que (verdaderamente) no deberían faltar en ninguna biblioteca? ¿O qué tal una “Colección de Juguetes Para Adultos’ que pudiesen descubrir todo ese mundo a un módico precio, o un ‘Juego de Fichas con las Posturas más Placenteras Para ti y tu Pareja’ que ayudase a despertar la imaginación? Incluso tal vez, por qué no, un ‘Cómo Aprender a ser un/una Amante verdaderamente eficaz’...
Aunque tampoco es tan descabellado pensarlo, después de todo: teniendo en cuenta que hay revistas que ofrecen (buenas) colecciones de cine sensual de forma habitual, y que en el mundo de los fascículos todo es posible (personalmente, el más extraño que he visto ha sido un coleccionable de sacacorchos), quizá no vayamos desencaminados...
Por mi parte, el de libros sensuales inéditos en lengua castellana me lo compraría sin dudar.

jueves, 22 de octubre de 2009

"La Leyenda de Sigurd & Gudrún" (J. R. R. Tolkien)

Pues sí, como decía antes, ya me lo he leído, porque francamente tenía bastantes ganas después de ver qué era: nada menos que una reinterpretación de las baladas nórdicas hecha por el maestro como un simple divertimento del que tampoco se preocupó demasiado, y que ahora el siempre tenaz Christopher rescata y publica adecuadamente acompañándolo de sustanciosas anotaciones y extensos estudios tanto de su padre como suyos propios. Como bien dije yo ayer, no es precisamente “El Señor de los Anillos”, pero como José López Jara se encargó de matizar, es justamente una de las bases de todo eso, con las historias de oro maldito y dragones malvados que lo custodian... así que, como siempre, sólo cabe dar las gracias a Minotauro por la hermosísima edición bilingüe, y a Christopher por rescatar un texto tan interesante. Y a quien no le interese y le parezca mal la idea, pues que no se lo compre, y deje de fastidiarnos a los que queremos leer este material...

Y por cierto: José López Jara avanzó ayer interesantes novedades para el año que viene, y que sí tienen que ver con “El Señor de los Anillos”...

"Tassa i Mitja": Valadié, Woodstock, Tolkien, y "Ja ho farem venir bé": Aires Formenterencs, Madò Pereta

En la radio continuamos, regularmente... y regularmente continuamos escribiendo sobre lo que hablamos.

Como dije, de momento la cita de los miércoles a las 17’30 h. de “El Prestatge d’en Ház” se mantiene en “Tassa i Mitja”, así que el día 7 aproveché para hablar un rato del señor Jean-Baptiste Valadié, artista francés del que adquirí hace poco un hermoso libro de obras gráficas un poco a ciegas creyendo que sería el que llevase prólogo de Marayat... y aunque no lo es, fue una magnífica compra, porque además de la hermosura de los desnudos que lo conforman, está el añadido de la dedicatoria original acompañada de un dibujito para la ocasión. Lo que se dice una buena adquisición para mi estante, y que además sirve para reivindicar a este hombre tan poco conocido...

Pendiente de otras posibilidades, el 14 aproveché para hablar de los 40 años del festival de Woodstock, y para que la cosa vistiese un poco llevé la edición del DVD 40 aniversario mas el disco “Woodstock Diary”, que se publicó en el 25 aniversario allá por 1994 y que, como dije, fue uno de los primeros CD’s que tuve... ya que lo tenía antes incluso de tener un reproductor. De hecho, cuando me compré mi primer reproductor de CD lo estrené con la versión que aparece en este disco de “Voodoo Child” de Jimi Hendrix... y que fue la misma que puse para hablar de todo ello. No puedo evitarlo: me encantan estas celebraciones privadas... porque es como felicitar a aquel chico joven que tenía tantos sueños y corroborarle que sí, que lo estaba haciendo bien.

Y ayer, día 21, aproveché la aparición del libro inédito de Tolkien “La Leyenda de Sigurd & Gudrún” para hablar sobre él con la mejor compañía que puede tenerse en nuestro país en un caso semejante: hablando directamente con José López Jara, editor de Minotauro con el que ya he charlado en ocasiones parecidas y que se sorprendió agradablemente cuando le dije que ya me lo había leído, y me felicitó cuando decidí leer los primeros párrafos en inglés a micro abierto, para hacer hincapié en la sonoridad del poema...
Y por lo que respecta a “Ja ho farem venir bé”, pues ahí seguimos Mateu y yo, dándole al callo cada domingo de unas cosas o de otras... hace dos semanas charlando con el grupo Aires Formenterencs, y la semana pasada lamentando la ausencia de Madò Pereta, a la que habíamos invitado y que no pudo asistir por falta de cobertura... pero nos llamó después para disculparse y decir que volverá, así que en ello seguimos.

martes, 20 de octubre de 2009

Benditos y bendecidos premios

Contemos, para celebrar los ocho años de existencia, la historia completa de mi propio y bendito y bendecido premio literario, por aquello de que después de todo es importante y es uno de esos actos de psicomagia de los que se puede alardear en público y que además puede recomendarse ampliamente...

La cosa surgió allá por octubre (doble aniversario, por lo que veo) del año 2005, cuando finalmente pude acudir al cursillo que Marianne Costa (en aquel entonces pareja sentimental de Alejandro Jodorowsky) celebraba en Madrid tratando el asunto de la psicogenealogía (es decir, el estudio del árbol genealógico y sus repeticiones y complicaciones). Aparte de que fue un cursillo maravilloso del que guardo excelente recuerdo y que recomiendo encarecidamente a todo el mundo (porque además Marianne es una excelente terapeuta), cuando me tocó el turno estuvimos hablando de mis deseos y anhelos, y de lo que yo quería o no... y una de las cosas que le dije, por supuesto, era la de que quería dedicarme a la escritura, profesionalmente. Y en lugar de todos los estúpidos consejos que suele darte la gente en plan “si eso es muy difícil, hombre, deja de soñar”, ella me dio un acto de psicomagia.
Preguntó en voz alta cuál era el premio literario más prestigioso en España, y una parte del público (porque, sinceramente, a mí no se me había ocurrido ninguno) contestó que el Planeta... y luego, me preguntó cuáles eran los tres escritores vivos a los que yo más respetase, a lo que respondí diciendo que Alejandro Jodorowsky, Daniel Odier, y José Luis Sampedro. Y entonces, ella me dijo lo siguiente: tenía que fabricar con arcilla un premio Planeta con mis propias manos, y luego tenía que conseguir que los tres me lo bendijesen, como ellos quisieran...

Conozco de sobra las motivaciones y los mecanismos de la psicomagia, por lo que acepté de inmediato, claro. Y lo primero que hice fue buscar a Daniel Odier (a quien por cierto Marianne me dijo que conocía personalmente), que vino a Barcelona a dar un intensísimo curso de yoga en mayo del año siguiente. Desde luego, tenía muchas más razones para ir a verle que no la del premio, pero por supuesto, aproveché... y la vida se encargó de facilitármelo: un día de camino a la academia pasé por delante de un Casal de Joves donde se anunciaba un cursillo de cerámica gratuito y de dos días de duración. Yo creí que me serviría de base para el verdadero trabajo, y al final se acabó convirtiendo en el trabajo mismo, porque desde el principio hice una placa de 22 por 22 centímetros (magia, que no falte) donde puse en altorrelieve el círculo rodeado de hojas por un lado... y de paso, le hice un favor al Casal, porque fui el único que se apuntó al tema (la profa estaba encantada conmigo). Para terminarlo, me puse en contacto a través de nuestra amiga Marian con un ceramista profesional de Pòrtol, donde en una hermosa y antigua teulera pude darle a la cosa los necesarios engobes para fijar el color, y luego poder cocerlo como mandan los Dioses en un auténtico horno de arcilla... El toque final se lo dio una bolsa de correos que me había enviado Olga (regalándome un cinturón que era justo de lo que me había deshecho por consejo de Marianne... se lo devolví de inmediato, porque aunque no me lo regaló con mala intención ni mucho menos, yo no quería saber nada de semejante prenda), en la que encajó perfectamente la placa y que aún hoy le sirve de eficaz protector.

Así pues, y con ello a cuestas, me planté en el curso de Odier, y después de pedirle a la traductora que me ayudase a explicárselo, va el tipo y me dice que ya sabe de qué va el tema, porque Marianne y Alejandro se lo explicaron. Por lo tanto, le tendí la placa, la contempló durante un momento mientras la sostenía en las manos con gesto de admiración, y luego me la devolvió con una de sus medias sonrisas... sin hacer demasiado caso a las palabras elogiosas hacia sus otros libros (novelas que están publicadas en español, pero hace ya muchísimos años). Como ya he dicho antes y como constato años después, Odier ha sido uno de esos maestros que me ha cambiado la vida, y para bien... así pues, muchísimas gracias.
En abril de 2007, Alejandro y Marianne ofrecían un taller conjunto de renacimiento, y a mí me apetecía ir hasta allá a verles trabajar juntos... así que, acompañado por papá, me fui a Barcelona con mi premio bien protegido a buscar al segundo de los escritores de la lista, y por supuesto, el maestro no tuvo inconveniente alguno en sostenerlo en sus manos y bendecirlo a viva voz con una enorme sonrisa de esas tan suyas. Antes, se lo había mostrado yo a Marianne, la cual estuvo contenta de verlo y no sólo lo bendijo también (después de todo, también me gustó mucho su novela “El Infierno Prometido”), sino que además lo pintó de dorado por el reverso con esa pintura que utilizan los mexicanos para hacer magias varias... por lo que a los dos les agradezco también todas y cada una de sus atenciones.
Y ahora, en septiembre de 2009, finalmente conseguí la entrevista con José Luis Sampedro, que además de reportarme profundas satisfacciones a nivel personal y profesional, me posibilitó la tercera bendición. De los tres, curiosamente, él ha sido el único que ha optado por la escritura, y así ha puesto un escueto pero muy significativo mensaje en el dorso del premio: “Ya es tuya y Sampedro te la bendice. José Luis, Butibamba, 29-9-09”, por consejo de Olga Lucas a la que se le ocurrió recordar el viejo refrán español que dice aquello de que “lo que Dios le ha dado, que San Pedro se lo bendiga”. Él se mostró encantado del honor que le hacía y de que sus lectores le pidiesen cosas tan raras... y claro está, yo me mostré más encantado y agradecido aún.
Finalmente, y acabado el resultado (ahora, según me dijo Marianne, tengo que ponerlo en mi altar, pero será en la casa de Asturies donde se coloque de manera provisionalmente definitiva... y por otro lado, no me molestaría nada que también me lo bendijese Marayat), ¿ha servido todo esto para algo? Bueno, si alguien lo duda, quizás es que no ha entendido nada de nada, pero baste decir que como siempre ha sido una hermosa motivación para conocer en persona a los tres profesionales que a mí más me han influido profesionalmente, y eso ya está bien... porque es un reto, porque sube la autoestima haberlo conseguido, y porque ha sido bien divertido, qué carajos.

Además, después de todo, me gano la vida con la escritura, ¿no?

14 de octubre, celebrando...

La vida, desde luego, es verdaderamente curiosa...

Ocho años ya, peleando escalón tras escalón, y justo cuando uno piensa que no podría llegar más allá, aparece algo distinto detrás del escombro. No sería justo quejarse, porque la queja es inútil: agradecemos la oportunidad, vivimos la vida, y nos lamentamos lo justo. Como bien diría Alejandro: “hoy estoy mejor que ayer, y eso es lo importante”...

La vida avanza, las revistas se cierran, las amigas se embarazan... y nosotros, hoy, caminamos bajo el Sol.

viernes, 9 de octubre de 2009

"Tantra, La Iniciación de un Occidental al Amor Absoluto" (Daniel Odier)

Afortunadamente, hay algún libro traducido a nuestro idioma...

Hay libros y libros, libros que devoras y olvidas, libros compulsos y compulsivos, libros entretenidos y libros aburridos, libros interesantes y libros descacharrantes... y luego están los compañeros de viaje.

Me encanta contarlo: me lo regaló mi padre (“la Santina de 2004”, reza la firma), lo miré con suspicacia, lo empecé a leer... y cuando lo acabé, no pude hacer otra cosa que volver a empezarlo desde la primera página, por gusto, porque sentía que en ese momento no podía leer otra cosa. Eso nunca antes y nunca después me ha pasado, curiosamente...

Unas cuantas veces después, me aferré a él en Madrid en un mal momento (nunca me preocupa no tenerlo a mano: se lo he regalado a mucha gente), y le pedí que me acompañase hasta Málaga porque no se me ocurría nada mejor... Me gusta este libro, sí, y me gusta lo que cuenta. ¡Y habla de Tantra!

Conocí a Daniel en persona, claro, y en un solo fin de semana me enseñó yoga para cuarenta años... pero esa es otra historia. Y también leí todas sus novelitas publicadas en castellano, y me lo pasé bien con ellas... pero esa, también es otra historia.

La historia de Daniel, por aquello de que vale la pena (e incluye el Vijnanabhairava Tantra), aquí:

http://www.danielodier.com/

Un alumno le dijo una vez: “tuve un maestro hace poco: él era una excelente persona, pero sus enseñanzas eran una mierda... a ti te pasa lo contrario.” Nos lo contó él. Yo diría que algo de verdad hay en eso...

Tantrismo, Tantrismo... ¿Qué será eso?

"The Art of Tantra" (Philip Rawson)

¿Tengo yo la culpa de que muchos (muchísimos) libros interesantes estén únicamente en inglés?

No, y decidí remediarlo hace tiempo... así que me puse a leer en inglés, lo que me apetecía. Y paseando precisamente por el British Museum de Londres me encontré con este ejemplar, al módico precio de 8 libras y 95 peniques: “The Art of Tantra”, firmado por Philip Rawson y publicado en la prestigiosa colección “Thames & Hudson world of art”, que alguien podría dedicarse a traducir alguna vez...

Un catálogo de una exposición, ampliado hasta ser convertido en un libro. Explicaciones (al menos, lo que he podido entender) de lo más correctas. Imágenes inolvidables. Textos clásicos traducidos. En definitiva, una gran (no pequeña) joya que habla de Tantra, no de guarradas...

Al menos, hay algo medianamente serio a lo que acudir... y no hablaré del tipo al que fui a ver en cierta tienda de esta ciudad, que presume de haber escrito quince libros sobre el tema reconociendo sin ningún recato que su gran maestro ha sido Osho.

Gracias por la imagen completa, desconocido amigo.

Tantrismo... ¿Qué será eso?

martes, 6 de octubre de 2009

"Tassa i Mitja": José Luis Sampedro, y "Ja ho farem venir bé": Paquita Bover

La andadura radiofónica continúa, y no es mala cosa dar cuenta de ello...

Miércoles pasado hacia las 17’30 h., dediqué mi espacio “El prestatge d’en Ház” al señor Sampedro, como no podía ser de otra forma, hablando sobre su obra (“La Vieja Sirena” en particular, que era en este caso el objeto que yo llevaba al programa) y nuestro encuentro y su estupenda amabilidad pudiendo disfrutar del sonido de su voz... Por cierto que al menos esta semana, continúo apareciendo el miércoles en la parrilla, así que mañana a las 17’30 h., los dioses dirán.

Y el domingo 4, de 15’00 h. a 16’00 h., Mateu y yo seguimos haciendo de las nuestras y charlamos con una leyenda viva del teatro mallorquín como es Paquita Bover, a la que llamamos nada menos que durante la celebración de su santo: molts d’anys, reina, y a seguir así de simpática...

lunes, 5 de octubre de 2009

Dando un paseo por Málaga, hablando con José Luis Sampedro (y Olga Lucas)

Si tuviese que contar con detalle todo lo sucedido en estos dos maravillosos días pasados en la Costa del Sol, necesitaría un post muuuuuuuuy largo... así que lo dejaremos en ligeras pinceladas por aquello de que hay cosas que es necesario contar.

Preciosa Málaga, sí señor (hermosísima y poco conocida alcazaba, que merece muy mucho la pena), a la que me desplacé con la intención de entrevistar a uno de los que siempre han sido mis escritores favoritos: el señor José Luis Sampedro, autor entre otros de un clásico como “La Vieja Sirena” y de maravillas como “La Sonrisa Etrusca”, “El Río que Nos Lleva”, o “La Ciencia y la Vida”. Después de una rocambolesca historia que ha durado todo el verano, finalmente pude desplazarme hasta la misma casa de este gran hombre, que ha sido entre otras cosas catedrático y senador y académico...
Pero claro, lo de la entrevista es siempre una excusa (así somos los periodistas... o al menos, así soy yo): en realidad, lo que quería era que me bendijese el premio literario que yo me hice con mis propias manos por consejo de Marianne Costa, y que debía ser bendecido por los tres escritores vivos que a mí más me gustasen (contaré la historia uno de estos días, en otro post), además de charlar con él animadamente, por supuesto. Baste decir que aparte de los cortes de radio y del artículo que haré en Temps Moderns, lo más importante de todo ello fue que cuando acabamos la entrevista, el señor Sampedro y su mujer Olga Lucas me invitaron a comer en un típico bar malagueño de La Cala de Mijas donde nos trataron a cuerpo de rey...
¿Y por qué? Es tan simple y tan asombroso como que, sencillamente, les caí bien, porque hice una entrevista agradable (palabras suyas) e interesante (palabras suyas). Es del todo lícito pensar que así deberían de ser la mayoría de entrevistas que le hiciesen a un hombre como José Luis Sampedro y que la mía debería ser una más... y espanta el dato de saber que en realidad la mía es una excepción (palabras suyas de nuevo). No puedo repetir aquí las historias que me han contado sobre quienes les asaltan con semejante propósito entrevistadero, pero puedo asegurar que resultan del todo surrealistas (en el sentido peyorativo de la palabra). En fin...

El caso es que yo me lo pasé de fábula, y que ellos estaban encantados... y desde luego, el más encantado era yo de poder hablar de literatura con un escritor de verdad, con un hombre de 92 años con una envidiable lucidez y a salvo de las comidillas literarias míseras y menesterosas que tanto caracterizan a los “grandes” autores. De hecho, el mismo Sampedro, parafraseando a Nureyev, me ofreció el mejor consejo que he oído nunca acerca de la escritura y la dedicación a la misma: cuando a Nureyev le preguntaron qué les diría a los jóvenes bailarines que estuviesen empezando su carrera, él contestó “que si pueden, que lo dejen”. Y eso, ni más ni menos, significa eso mismo: si puedes, déjalo. Si puedes. Y con una sonrisa, Sampedro me dijo: “¿Ves? Es que yo, pues no puedo”. Y ahí entendí yo muchas cosas... como por ejemplo, y sin ir más lejos, que yo tampoco puedo. Bueno o malo, listo o tonto, comercial o no comercial, mejor o peor... pero no puedo. Así pues, habrá que seguir escribiendo, digo yo...
En mi vida me han llamado muchas cosas, pero que José Luis Sampedro me llame “correligionario” es uno de esos honores difíciles de cuantificar... Concretamente, la dedicatoria de este volumen de “La Vieja Sirena” que tanto valor sentimental tiene para mí (no en vano, fue la primera edición que leí, y es de las mejores del mercado), dice: “Para Házael, con conexión inmediata y feliz. Un gran abrazo de correligionario. José Luis, Butibamba, 29-9-09” (“¡tres nueves!”, exclamó con expresión de niño feliz dándose cuenta).

Ya lo dijo Spider Jerusalem: a veces, la vida es dulce.

domingo, 4 de octubre de 2009

"Las Veladas del General" (Philippe de Jonas)

Hablando pues de “La Fuente de Jade” y de nuevas adquisiciones y de buena literatura, aprovecho que he finalizado y colgado el anterior post para comentar una de las últimas lecturas, que por supuesto tiene que ver con el tema. En Málaga me acerqué hasta una de esas librerías de segunda mano tan antiguas que incluso el escaparate es de azulejos (aunque quizás fuese cerámica moderna, después de todo... pero el caso es que quedaba precioso) llamada Biblos, donde sabía que me esperaba el presente, número 3 de la colección según mi numeración: “Las Veladas del General”, de Philippe de Jonas, es una verdadera delicia que me he leído de una sentada, deudora de las páginas de Pierre Louÿs y contada con una técnica asombrosa como nunca antes había visto, consistente en no decir nada (absolutamente nada) escabroso ni demasiado evidente. Después de todo y pensando un poco, tal vez se parezca a “Gamiani”, pero hace ya tantísimos años que me la leí que no puedo asegurarlo: en todo caso, tiene tremendos méritos y ha sido una adquisición de esas que valen muy mucho muchísimo la pena, puedo asegurarlo. Decididamente, ha sido una gran idea ponerme con esta colección...

"Cuentos Para Enrojecer a las Caperucitas" (Jean-Pierre Enard): la colección "La Fuente de Jade"

Ya he hablado alguna vez de estos libros, pero ahora voy a hacerlo con más propiedad, después de la última experiencia en Madrid y de que me haya decidido a poner un poco de orden en el asunto, de esas formas que me gustan a mí... y después de resistirme todo lo que he podido, lo prometo.

Me compré en Hipercómic (excelente tienda de segunda mano donde las haya) un volumen de la colección llamado “Amigas”, y cuando llegué a casa y me puse a leerlo me di cuenta de que a pesar de ser idéntico no pertenecía a “La Fuente de Jade”... por lo que decidí ir a devolverlo y cambiarlo por otro que había ojeado y que sí pertenecía. Lo que son las cosas, en dos días ya lo habían vendido (porca miseria...), y tuve que cambiarlo por unos cuantos National Geographic atrasados (sí, otra de las colecciones que hago... y que me encanta: si alguien tiene números atrasados y no sabe qué hacer con ellos, ya sabe dónde encontrarme). La verdad, no me quedé a gusto, y revisando mis habituales páginas de pesquisas descubrí una librería justo al lado de casa de mi hermana (donde de hecho ya me había comprado un Star Books hacía poco) donde tenían libros de la colección, entre los cuales se encontraba éste de cautivador título...

Antes pues de nada más, lo primero: “Cuentos Para Enrojecer a las Caperucitas”, de Jean-Pierre Enard (número 12 de la colección, según mi lista personal), es una de esas razones por las que merece la pena hacer (y leer) estas colecciones. Una delicia divertida e irreverente, excitante al tiempo que edificante, y que juega tanto con la carcajada como con el suspiro de placer de esa forma que sólo la (buena) literatura erótica consigue... y que para mi gusto personal es el culmen de la buena literatura, de la que vale la pena. A lo mejor suena un poco radical, pero con los años me he dado cuenta de que si una novela no lleva nada de sexo, no me interesa para nada, porque considero que le falta algo esencial: por supuesto, no todas las novelas que llevan sexo son buenas (más bien al revés), pero hay muchas más posibilidades de encontrar honestidad en el terreno de la novela erótica que no en cualquier otro, precisamente porque cuando uno se lee una paja mental de las sesudas y muy importantes del autor de turno, no puede evitar pensar aquello de “a este, lo que le gustaría sería precisamente lo que narra Jean-Pierre Enard”... Como dije en “La Iniciación de Vivant Lanon”, hay muchas gavillas que trillar hasta dar con las maravillas... pero cuando se da con una de las maravillas, la verdad es que el esfuerzo queda compensado con creces.

A riesgo de que me censuren, reproduzco la estupendísima portada, que por supuesto no circula abiertamente por la net:

Y como he dicho, todo ese asunto me ha movido a recopilar los volúmenes que tenía desperdigados por la estantería (algunos los tenía repartido por autores, como los de Pierre Louÿs o Marayat, y ahí los dejaré) y a hacer un inventario de la colección, que no figuraba en ningún sitio concreto (de hecho, los libros no sólo no están numerados, sino que además hay alguno que se sale del formato habitual de 13’5 x 21’5 cm. y recuadro con manchas oscuras). Así pues, y mediante las clasificaciones que aparecen en los propios volúmenes (más la inestimable ayuda de la Agencia Española del ISBN), según parece fueron 45 los títulos (ordenados siempre de forma más o menos igual: yo he optado por numerarlos como aparecen mayoritariamente) aparecidos bajo el epígrafe “La Fuente de Jade”, colección publicada por Ediciones Martínez Roca, S.A. en el sello Alcor, coordinada por el maestro Rubén Krause y que define su original nombre de la siguiente manera: “La Fuente de Jade: término sexológico taoísta para definir la saliva producida en la boca de una mujer durante las cimas más altas del éxtasis sexual. Se le atribuye el efecto vitalizador y fortalecedor sobre la persona que la absorbe. También recibe el nombre de Manantial Dulce. (“Secretos sexuales”, Nik Douglas y Penny Slinger)”.

El primero de todos los que tuve fue la maravillosa “La Isla de las Damas” del maestro Pierre Louÿs, que me impactó y debo volver a leer... y que revisando, veo que compré en junio del año 2001 al precio de 495 pesetas (en aquel entonces aún marcaba mis libros de esa forma). Me impactó tanto que hay una anotación a pluma de mi puño y letra en la primera página, y eso sí que nunca lo hacía, que dice: “Esto sí es una novela escrita como el sentido común manda...”. Ni de lejos sospechaba yo los múltiples placeres que Pierre Louÿs iba a procurarme con el paso de los años... pero ya lo disfruté como pocos libros he disfrutado en mi vida, sí señor.

Además del de Marayat “Presentación en Sociedad”, el siguiente que tuve y leí fue “Mis Etapas Amorosas”, que trasteando por uno de mis diarios encontré documentado así el 26 de abril de 2004: “Y un divertimento, que me compré en Barcelona: “Mis etapas amorosas”, de Émile Desjardins, una novelilla erótica de la colección “La Fuente de Jade” (lo único que se les puede reprochar es la falta de un buen y detallado prólogo explicativo). Un divertimento fácil de leer, aunque un poco reiterativo... pero ya se sabe cómo son estas cosas, y la verdad es que echaba de menos leer algo así. A ver qué día cae la edición ultracompleta de “Justine”...”

Aún me compré y me leí otro, “Orgías en Familia” (que es un anónimo), pero coincidió en una época donde no comentaba todos los libros que me leía, y por eso no queda testimonio escrito... aunque recuerdo que no me pareció gran cosa, por lo que no tengo especial interés en leerlo y por eso lo consigno aquí tan escuetamente: esta sí tiene un prólogo explicativo, y es otra de esas guarradas (en el buen sentido) a las que tan aficionados eran los victorianos. Como digo, no me emocionó demasiado... pero es curioso cómo leer tantos títulos de estos me ha dado una perspectiva de la Inglaterra victoriana muy distinta y (creo yo) bastante más veraz en cuanto a cómo funcionaban las cosas en el Imperio.

Los demás que tengo y he leído ya los he comentado en este blog (es que me hacía ilusión que quedase constancia aquí de la colección entera... porque seguro que la acabaré), así que simplemente a partir de ahora me la iré pillando (y disfrutando) sin prisas y con cabeza, que quiero disfrutarla... y la verdad es que estas cosas siempre me han producido un placer especial: ahora que ya había finalizado la de ediciones bonitas de “La Sonrisa Vertical”, me veía un poco huérfano en estas cosas, oigan...

La foto de los diez que tengo ahora mismo, tanto de los que ya he leído como los que tengo que volver a leer y los que no he leído aún o estoy leyendo: