Ocho años ya, peleando escalón tras escalón, y justo cuando uno piensa que no podría llegar más allá, aparece algo distinto detrás del escombro. No sería justo quejarse, porque la queja es inútil: agradecemos la oportunidad, vivimos la vida, y nos lamentamos lo justo. Como bien diría Alejandro: “hoy estoy mejor que ayer, y eso es lo importante”...
La vida avanza, las revistas se cierran, las amigas se embarazan... y nosotros, hoy, caminamos bajo el Sol.

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