Otro más ha caído, finalmente... Puede que a los pocos que le echen un vistazo al blog les parezca un ritmo de lectura alarmante (y a veces lo es, ciertamente), pero tiene pocos secretos: al hecho de disponer invariablemente de una hora casi cada día única y exclusivamente para ello (y es que mientras voy leyendo, aprovecho para ir en el autobús... hay gente que lo hace al revés, pero a mí me gusta más así), se añade el agobio de que alguien de mi profesión periodística recibe de contínuo toneladas y toneladas de volúmenes (y hablo de los que me interesan: los que no, rápidamente los regalo por ahí). Es decir, que normalmente, por cada libro que leo, entran dos para leer, y es desesperante ver tantos por leer, y eso acelera la velocidad de lectura (a veces con consecuencias desastrosas): en fin, se hace lo que se puede. Una de mis fantasías eróticas más recurrentes es la de leer todos los libros pendientes de la estantería (una vez lo conseguí, así que creo firmemente en que también podría volver a hacerlo...) y después estar un año entero sin adquirir libros y sin leer ninguno... tal vez lo haga, tal vez.
Por el momento, decidí morder al primero de una colección que tiene visos de caer entera, porque estos sí son volúmenes para conservar y legar a tus hijos: se llama "Los Beduinos de América", primer volumen de los veinte escritos por el genial Edward S. Curtis sobre los indios de Norteamérica (acompañado, desde luego, con fotos suyas). Este primero está dedicado a los apaches, los jicarillas, y los navajos, y contiene lo que todos los demás: un testimonio único sobre una civilización que estaba desapareciendo a marchas forzadas, y Curtis fue uno de esos humanos con la inteligencia suficiente como para darse cuenta. Y en lugar de tratarlos con desprecio o como seres inferiores, o de intentar convertirlos al zoroastrismo o a cualquier credo semejante de esos "de los de verdad", se limitó a vivir entre ellos, transcribir sus tradiciones y sus historias, y fotografiarlos con sus mejores galas idealizando un poco todo el asunto (todo hay que decirlo), pero preservando una información valiosísima para todo el mundo. La deuda que todos tenemos con Curtis es enorme, sin duda...
Porque desde luego, su estilo literario deja bastante que desear (en fin, encima no íbamos a pedirle al buen señor que escribiese bien, como diría mi padre), pero como antropólogo se le puede reprochar poco: describe cantos, formas de vida, cosmogonías, idiomas, usos y costumbres... incluso ceremonias y métodos de curación, que espero no se hayan perdido del todo por el bien de la nación india. Me encantaría ir a una de esas reservas que existen aún hoy y pasar un ratito con ellos, para ver cómo viven y cómo han ido adaptándose a ese siglo XX que acabó con tantas cosas... algún día, desde luego.
Por cierto: esta colección llamada "La Pipa Sagrada" la publicó el mallorquín Olañeta allá por 1993, y sus veinte volúmenes están hoy día bastante descatalogados... así que si alguien está interesado, que corra.
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