sábado, 27 de septiembre de 2008

Orden y collages (1)

Sábado por la tarde, The Police de fondo, esperando a Godot... en este caso, a que empiece la academia. Seguimos aquí, sin fumar absolutamente nada desde el final del verano (mañana después de comer hará una semana exacta), resistiendo a anginas y constipados que andan rondando pero no me dejo pillar, y deslizándonos por el otoño con ayuda de vitaminas (Multicentrum, que la verdad es que van muy bien) y tranquilidad. Las últimas noticias de la academia en la que doy clase es que el día 1 de octubre hay una reunión, y a partir de ahí arrancará la maquinaria del curso de nuevo, o eso se supone (en la vida hay muchas cosas que nunca quedan claras del todo...).

Y mientras tanto, con un cierto punto de obsesión, continúo ultraordenando: paso a paso, papel a papel, nota a nota... la verdad es que me encantaría poder empezar el curso con todo en su sitio, y así poder concentrarme en la escritura y en el trabajo (el que da de comer, se entiende... la escritura, que es el trabajo de verdad, da frutos pero no jugosos aún). En fin, que en ello estamos...

Así pues, he aprovechado la tarde para liquidar un enorme montón de papeles de la mesa cuyo destino final es una carpeta de acordeón de color rojo, etiquetada como "cajón de sastre donde cabe de todo y se traga todo lo que no tiene sitio o no lo tiene definitivo", o algo semejante... Residuo de los tiempos nada menos que de la carrera, deambuló durante años por mis pertenencias sin parar en ningún lugar y sin utilizarse para nada más que capturar polvo... hasta que recién llegado a esta vida que llevo ahora, y necesitando algo para guardar papeles eventuales, me dio por rescatarlo a ver. Tremendo acierto: a partir de entonces descubrí sus propiedades y me hice con más acordeones para papeles hasta llegar a tener un total de seis grandes para guardar papeles varios... y otro tremendo acierto: decidí decorarle la parte superior, en un acto creativo sobre algo que servía únicamente para ordenar, y en un homenaje a mi amiga Eila (cuyos collages siempre me resultaron fascinantes). El resultado es este:


Fechado en octubre de 2003, está un poco gastado por el uso, pero me sigue gustando por varios motivos: se ve el granate original del fondo (cosa que nunca más sucedería, y en este caso fue un acierto porque el color llevaba ahí toda su existencia), las combinaciones de palabras son de lo más surrealista, y se puede contemplar desde varios sitios... La hija de una amiga, de 10 años de edad, se quedó de lo más impresionada, y fue todo un halago escucharla decir lo bonito que quedaba.

Pues ahí se ha ido papelería varia, principalmente del banco y de asuntos de esos que nunca se me han dado demasiado bien... pero por si acaso. A lo que se unen papeles de cine de pasadas conferencias, conciertos, etc... como digo, el asunto de ultraordenar me gusta, pero también me cansa y me limita en exceso (siempre me ha pasado: llega un momento en el proceso en el que me colapso y no sé por dónde seguir... y no porque no tenga caminos marcados, sino por una especie de pánico al orden final). De todas maneras, mañana pienso procurar acabar con muchos de los asuntos pendientes de ultraorden, y empezar pronto a escribir, que falta hace...

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