miércoles, 6 de febrero de 2013

Columnas "Última Hora" noviembre

Nos vamos acercando al presente. En este caso, tres columnitas, dos de ellas dedicadas a dos buenos amigos míos, y dos grandes artistas cada uno en lo suyo...

-“Jimmo Crocetti”: viernes, 2 de noviembre de 2012.

   Algunas veces, uno casi echa de menos aquellas épocas en las que la sensualidad, perseguida por los acechadores vigilantes de la moral y las buenas costumbres, se escondía por los rincones y brotaba de mil y una formas diferentes, llegando así a florecer en los lugares más insospechados. ¿Tendríamos hoy obras de arte tan arriesgadas, tan profundas, tan descarnadas, tan evocadoras y tan incitadoras si el Eros hubiese estado tan visible y tan poco perseguido como sería deseable? Es una pregunta difícil de contestar, desde luego... y es una pregunta que a veces ni siquiera es deseable llegar a formular.
   Sin embargo, a los hechos nos remitiremos, y ya que las cosas son como son, y que tenemos la oportunidad, disfrutemos una vez más del talentoso portento del gran Jimmo Crocetti, quien junto con su banda recalará en el palmesano Teatre Principal el próximo mes de noviembre, para ofrecernos justamente eso: la sensualidad aterciopelada de su voz, heredera de aquellos “crooners” que arrebataban a toda América en general y a Las Vegas en particular en aquellas mágicas décadas de los 30’, 40’ y 50’, seduciendo a todo su público ataviados con traje y corbata y con la única ayuda de su prodigiosa voz. Una voz que, qué duda cabe, se modulaba de formas y maneras tan elegantemente sensuales que a nadie le pasaban desapercibidas sus dobles o triples intenciones.
   ¿Han llegado a preguntarse alguna vez qué sensaciones puede despertar el hecho de que sea la voz, y sólo la voz, la que se convierta en instrumento incitante e incitador, promesa de los placeres más profundos y refinados? Si tenemos en cuenta que el mismísimo Frank Sinatra era considerado por algunos como la encarnación del diablo, tal vez podamos hacernos una idea...

-“Las Libertinas de Raúlo Cáceres”: viernes, 16 de noviembre de 2012.

   Una vez más, Raúlo Cáceres lo ha conseguido. Ha conseguido dejarnos con la boca abierta a propios (es decir, a quienes le seguimos desde hace mucho) y a extraños (es decir, a quienes conocen sus obras más comunes y estandarizadas), logrando lo que parecía imposible: que su obra más poderosa y personal, la que se adentra en los mundos del Eros más extremo y al mismo tiempo más suave, no sólo vuelva a estar disponible para todo aquel que desee adquirirla, sino que además, esté publicada de forma definitiva por una casa tan competente como es Editores de Tebeos, los cuales sin duda saben bien lo que tienen entre manos y apuestan de forma bella y cuidada por un cómic de seiscientas páginas en edición de tapa dura cuya frase promocional refleja más que bien lo que el lector tiene entre las manos. Simple y llanamente, “otra pornografía es posible”.
   Porque la ardiente obra de este cordobés universal tiene tantísimo peso específico que cualquier calificativo se queda minúsculo a su lado, es decir, al lado de esas desbordantes (y desbordadas) páginas trazadas en poderoso blanco y negro, de viñetas imposibles entre las que los cuerpos más sensuales se retuercen inmersos en placeres tan voluptuosos que, una vez contemplados, ya nunca jamás podrán olvidarse. Y teniendo en cuenta que estamos hablando de obras en las que los protagonistas son las Justine y Juliette del Marqués de Sade, la condesa Elizabeth Bathory o el mago Joanes de Bargota, Sísifo o las sirenas, o una psicóloga más que experta en parafilias, lo único que queda por decir es que cualquier amante del placer que penetre en el mundo de estas “Libertinas” sabrá que, efectivamente, los caminos del Eros siguen siendo de lo más sorprendentes.

-“El diablo en la señorita Jones”: viernes, 30 de noviembre de 2012.

   La revisión de mis múltiples cintas de VHS sigue dándome sorpresas la mar de agradables, como es el caso de la presente, revisada una tarde de las que uno no sabe qué hacer, y teniendo en cuenta que hacía ya muchísimos años que no la veía. Estoy hablando, desde luego, de “El Diablo en la Señorita Jones”, película filmada por Gerard Damiano en 1973, y clasificada con la “X” que la define como un film en el que se ven escenas sexuales explícitas.
   Desde luego, no dudo que esa fuese la intención de sus creadores (es decir, la de hacer una película pornográfica, que el público iba a ver precisamente por eso), pero después de todos los años que le han pasado por encima (y que son prácticamente cuarenta, que se dice pronto), no he podido evitar disfrutarla mucho más desde otros puntos de vista... porque observada con los ojos de hoy, esta película parece mucho más una obra de arte y ensayo que algo que pueda considerarse “escandaloso” o “moralmente reprochable”.
   Porque es cierto que contiene escenas sexuales explícitas, pero teniendo en cuenta la inocencia que muestran, la naturalidad de los ejecutantes (y es que la actriz principal, Georgina Spelvin, no pasaría hoy un casting de cine para adultos ni en broma, a pesar de su hermosura natural), y todo el contexto de la historia (que comienza nada menos que con un suicidio que sí es de lo más explícito, para continuar hablando de muertes y resurrecciones y segundas oportunidades, en un guión del todo enrevesado que realmente pretende contar algo), uno no puede evitar preguntarse: ¿de verdad les parecerán escandalosas las cosas que ahora mismo así son calificadas a quienes nos contemplen dentro de cuarenta años, o pensarán más bien en lo exagerados que éramos?

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