miércoles, 20 de febrero de 2013

Columnas "Última Hora" diciembre

Las columnas firmadas por quien esto escribe que se publicaron en el periódico “Última Hora” el último mes del año pasado fueron dos, más una dominical de las que tanto me gustan (siempre rezo para que algún día pudiera tener yo un espacio como ese en propiedad, cada domingo, para poder hablar de toda aquella literatura que me conmueve) titulada “Patti Smith, poeta”, y que vio la luz el día 30.

-“Eros y correo electrónico”: viernes, 14 de diciembre de 2012.

   Uno de esos escándalos que hacen rodar cabezas más que importantes y correr todo tipo de ríos de tinta (sobre todo cuando ocurren en Estados Unidos) llama mi atención por el método utilizado y los términos empleados para describir matices del turbio asunto, ya que tras el análisis de los correos electrónicos que uno de los protagonistas mandaba a una de las protagonistas (sí, esta vez el lío es de los morrocotudos, pero no es precisamente eso lo que me interesa a mí, así que permítanme que lo obvie descaradamente) han sido calificados como “inapropiados”. Y si a esto le añadimos el hecho de que otros dos protagonistas eran, en palabras de los investigadores, “verdaderos expertos en excitarse mediante el uso del correo electrónico”, llegaremos rápidamente a la cuestión que nos ocupa.
   Porque lo queramos o no, el correo electrónico ha pasado a formar parte más que activa de nuestras vidas, y a pesar de la poquísima privacidad que existe en la red (si es que existe alguna, ya que de sobra es sabido que cualquier tipo de contenido puede acabar apareciendo en ella, a pesar de todas las precauciones que se puedan tomar), es de sobra sabido que son muchísimos los usuarios que se dedican a utilizarlo para intercambiarse mensajes subidos de tono. Y no deja de ser interesante, ya que es una extensión de las cartas de amor de toda la vida, pero vinculadas ahora a un universo más perecedero que al mismo tiempo es más duradero que nunca, ya que son millones de usuarios los que tienen posibilidades de acceder a dichos mensajes y también de conservarlos.
   ¿Considerarán los historiadores del futuro nuestros correos electrónicos como “inapropiados”, o por el contrario serán capaces de sacar de ellos todo un torrente de información referido a nuestra propia forma de ver la vida (y el Eros)?

-“Eros y salones de cómic”: viernes, 28 de diciembre de 2012.

   La última de mis visitas a una de las convenciones (o salones) de aficionados al cómic más grande de nuestro país, me motiva una reflexión interesante acerca del Eros, la juventud, y las formas de vivir alternativas a las establecidas rígida y férreamente por los “iluminados” que se creen con derecho a dictar el qué y el qué no se puede tolerar. Y dicha reflexión viene motivada por el hecho aparentemente tan sencillo de que hay un amplio sector de ese público (es decir, de gente que únicamente acude como visitante) que se desplaza hasta esas convenciones disfrazados (mejor o peor) de los personajes a los que adoran. Y aunque pueda parecer lo contrario, las personas que lo hacen son de todo género, de todo físico, y de toda edad posibles, sobresaliendo por supuesto los chicos y chicas que rozan la veintena.
   Pero el quid de la cuestión que da a la situación un giro interesante es, como no podía ser de otro modo, el del Eros. Porque un alto porcentaje de esas personas que deciden disfrazarse optan por personajes más que ligeros de ropa, a lo cual se pueden añadir la tela ceñida y los elementos adicionales (látigos, esposas, máscaras) que convierten el baile de disfraces en una pasarela de evidente (y nada inocente) sensualidad, de lo cual todos ellos son pero que muy conscientes.
   La reflexión final, por lo tanto, es la de siempre: a veces, el Eros se refugia en rituales misteriosos, disfrazándose con aparente inocencia para resaltar de formas que se le escapan a pocos y sin embargo embriagan a muchos... y gracias debemos dar a los dioses de que así sea. Así pues, aficionados al cómic y demás, somos muchos los que os pedimos que mantengáis vuestros disfraces y vuestro estilo de vida, ya que sin duda las convenciones son mucho más interesantes gracias a todos vosotros.

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