Lo de ir a Asturies siempre representa sentimientos ambibalantes (como dirían Les Luthiers): por una parte me da cierta pereza ir hasta allí, pero por la otra me sientan bien las visitas a la tierra y a los familiares, porque después de todo allí nací y de allí soy... y siempre se está bien en el lugar donde está el centro del mundo.
Aunque eso es discutible, claro, porque a mí me costó muchos años reconciliarme con mi pueblo natal... pero lo importante es precisamente eso, el poder ir hoy y disfrutar de todo ello, a pesar del frío que hace (por los clavos de Cristo...) y de todas las vicisitudes de siempre.
Y ello viene a cuento por el último número publicado de la revista Faloupu (para quien no lo sepa, un “faloupu” es un copo de nieve, en asturiano o bable o como quieran llamarlo... y que conste que yo prefiero definirlo simplemente con un “como decimos nosotros”), el sexto, de diciembre de 2008. Gratuita y editada por el ayuntamiento del concejo de Degaña, su coordinador es el amigo Belarmino Chacón Ramos, actual Concejal de Medio Ambiente, Rural y Turismo, y él fue quien me pidió una pequeña participación... a la que yo accedí gustoso. Así pues, un pequeño articulillo definiendo lo que es para mí toda aquella querida zona, Cerredo sobre todo por haber sido allí donde nací...
Y sí, orgulloso del artículo, y orgulloso de las raíces, oye: reconozco que me encanta ver aquellos valles, aquellos árboles y aquella energía tan especial que tanto se refleja en mis escritos y en mi concepción del mundo. Vale la pena ir a pasar allí unos días, darse una vueltecita por los pueblos y visitar a las gentes... y cuando tengamos allí la casa y esté finalmente arreglada y operativa, ya ni te digo.
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