Lo sé, lo sé, no tengo ni vergüenza ni constancia... ni excusa tampoco. Aunque como bien me dijo el amigo Xisco Lladó el otro día (que por cierto lee mi blog sin que yo le haya dicho nada, y además dice que está muy bien, lo cual se agradece), hago demasiadas cosas, y no tengo tiempo de hablar de todas... Hoy ha llegado la primavera, así que a ver si es verdad eso de que altera la sangre y puedo dedicarme en serio a adelantar (y a consignar) unos cuantos trabajitos, que falta hace.
Empezaremos por una lectura, ya que estamos: "El Niño del Jueves Negro", de Alejandro, que me he vuelto a leer de nuevo en su primera edición española (Siruela tapa dura 1999). Se lo compró mi padre en su momento, y me lo leí. Meggggg me regaló la segunda edición española (Siruela tapa blanda 2002, que además tiene un capítulo inédito que no está en la anterior... y que por cierto parece haberse convertido ya en una pieza de coleccionista), y me lo leí. Y años después me enviaron la tercera edición (Random House Mondadori tapa blanda 2005, que también contiene "Donde Mejor Canta un Pájaro" en el mismo volumen), y ese sí que no lo he leído... porque el que reseño ahora es el ejemplar que yo me regalé a mí mismo los Reyes de 2003, comprado en la Casa del Libro de Gijón porque no lo tenía en la colección...
Y de nuevo me ha gustado, pero con reservas: el propio Alejandro lo coloca entre "Donde Mejor Canta un Pájaro" y "La Danza de la Realidad", y creo que tiene razón, porque desde el punto de vista literario, los dos son muy superiores. Porque si el primero es un delirio de imaginación, y el último una manera hermosa y mágica de contar la vida, este es una especie de exorcismo que a veces se acerca al Alejandro que a mí menos me gusta: el que vomita líneas y líneas de producción que a veces acaban asfixiando... Pero desde luego, ni mucho menos es una crítica, todo es cuestión de gustos: lo que es yo, quería tenerlo como siempre en todas las ediciones españolas, y también como siempre quería tener los volúmenes leídos... y éste en particular se lo merecía, porque lo compré en circunstancias muy especiales, y ahora ya forma parte de la colección con todo el derecho del mundo.
Curiosa, la vida. Hace ya diez años que lo vi en las estanterías de la FNAC, en Madrid, en otra vida, cuando de Alejandro sólo conocíamos un par de comics, dos entrevistas, otro par de libritos, y muchas esperanzas... Ojalá alguien le hubiese contado a aquel joven a dónde llegaría en diez años en cuestiones jodorowskyanas... pero sí, así es la vida. Como bien me dijo Cristóbal (Jodorowsky): "el pasado te empuja, pero el futuro tira de ti".
Y ya es primavera... Feliz primavera.
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