Mientras estaba planificando mi última visita a Barcelona, me apareció en las manos la noticia de una exposición que me reveló a qué iba a dedicar la mañana de ese día: la muestra "Els Grans Viatges de Zheng He", presentada además en el Museu Marítim de Barcelona (un lugar al que yo nunca había ido), era el cebo perfecto para olvidarme de todo lo demás y concentrarme en algo que seguro sería muy interesante y también muy instructivo para mis propios libros...
Y desde luego fue, cómo no, una magnífica experiencia, empezando por el museo ubicado en el edificio de les Drassanes: desde la reproducción a escala natural de la galera de Juan de Austria hasta los portulanos y las maquetas, las explicaciones de los elementos y herramientas o las barcas conservadas in situ (por no hablar del lugar en sí mismo, que es una pasada). En cuanto a la exposición sobre el navegante chino, no tengo palabras: muy bien montada y muy bien ambientada con maquetas explicativas y elementos de la época, mostraba (y muestra, porque está hasta el 31 de mayo) los grandes viajes de este explorador tan injustamente olvidado y al que se deben tantas cosas. Inspirador en sí mismo, admirable, legendario... todos los adjetivos se quedan cortos. Una verdadera lección de historia que pienso aprovechar muy bien en mis propias novelas...
Sigo guardando los folletos de las exposiciones que visito, aunque no sé muy bien el porqué... pero en fin, es una costumbre tan extraña como cualquier otra (y la mar de instructiva), así que no veo porqué debería darle tantas vueltas...
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