Este mes han sido tres, ya que en el periódico decidieron (con buen criterio) publicar el dedicado al año nuevo en los primeros días de enero y no en los últimos de diciembre. Así pues, aquí van:
“Feliz (y sensual) Año Nuevo” (publicada el martes, 6 de enero de 2009)
Las promesas de enero se despliegan en torno nuestro, mientras las caras de la gente reflejan hielo mezclado con ilusión de escaparate iluminado y ansiedad por compras que hacer y por regalos que recibir... y que nadie vaya a pensarse que hay aquí intención alguna de crítica, porque eso ni en broma: ya hay edictos de los emperadores romanos quejándose del excesivo gasto de los ciudadanos en estas fechas de Año Nuevo, así que aquí en la vieja Europa nada hemos inventado que no estuviese en nuestra propia naturaleza (ni siquiera el capitalismo o la atracción que a todos nos provocan luces brillantes y productos recién adquiridos).
En absoluto. Pero lo que sí se puede hacer, al revés de lo que hacen muchos, es revindicar: utilizar la Nochevieja desde nuestra propia convivencia, reservando tiempo para las cosas de siempre (incluidas obligaciones familiares y cosas por el estilo) pero pensando en todo lo que podemos hacer en estas frías noches de invierno, con tiempo para pensar en nuevos deseos y momentos para recuperar los viejos. Después de todo, los festivos son días de levantarse más tarde y demorarse un buen rato bajo las sábanas, o noches en las que la hora de ir a dormir puede retrasarse para poder explorar convenientemente la noche...
Teniendo esto presente, ¿hay mejor propósito de Año Nuevo que el de mejorar nuestra vida erótica? ¿Existe mejor regalo que un juguete íntimo o un hermoso conjunto de lencería? ¿Acaso se puede dar mejor servicio a los hermosos vestidos de la cena de Nochevieja que finalizarlos en manos de otra persona? ¿Y qué mejor manera para descorchar el uno de enero que una delicada y apasionada sesión de caricias? Ropa interior roja, doce uvas, una copa de champán... y un momento de éxtasis infinito: no hay mejor receta para entrar con buen pie en el 2009.
“Un Eros juvenil” (publicada el jueves, 22 de enero de 2009)
Hace unos días, mis alumnos de publicidad (que son un poco más jóvenes que yo) me preguntaron qué me parecía la famosa campaña “Sólo con kondón”. Les contesté que a mí, particularmente, lo que más me molestaba cuando era adolescente era que me tratasen como si fuese idiota...
Pero como ya hace mucho que decidí hablar únicamente de lo que verdaderamente me gusta (y después de todo, cualquier apoyo es bueno para intentar evitar problemas de ese tipo, sobre todo entre gente muy joven), centraré la atención en esta otra campaña que está en funcionamiento, por la cual te ofrecen al módico precio de un euro nada menos que tres preservativos (esperemos que debidamente satisfactorios desde el punto de vista de la seguridad... y es que eso nadie lo cuenta nunca, pero todos los que consumimos o hemos consumido condones con asiduidad sabemos pronto qué marcas resisten mejor). Es desde luego motivo de alegría que alguien haya decidido que una buena manera de hacer que la gente se proteja sea la de bajar los precios...
Así pues, somos muchos los que estamos de enhorabuena: los que desean compartir caricias de forma segura y evitándose sustos tengan la edad que tengan, y los que nos preocupamos de conocidos que son de temprana edad... precisamente, porque nosotros que ya hemos pasado la adolescencia hace tiempo, sabemos de sobra que la vida (y el Eros) no cae del cielo sin manual de instrucciones el mismo día que cumples 18 años. Y por mucho que algunos lo crean, que los adolescentes descubran sus cuerpos y compartan sensaciones es algo hermoso... pero una tasa tan alta de embarazos entre ellos por culpa de la desinformación o del cerrar los ojos como si todo eso no existiese, sí es un problema.
Y a veces, la mejor solución es dar facilidades en lugar de sermones.
“Pierre Louÿs” (publicada el viernes, 30 de enero de 2009)
Algún lector me ha reprochado últimamente que, en lugar de dedicarme a la exploración y difusión del Eros tal y como había prometido en un principio, utilizo esta modesta columna para predicar... y aunque desde luego es un buen púlpito y procuro que los sermones sean instructivos al tiempo que amenos, no puedo negar que algo de verdad hay en ello, así que hoy caminaremos por otros lados.
Hace poco he tenido la fortuna de ampliar mi colección de libros sensuales con una edición que me faltaba de la obra “La Historia del Rey Gonzalo y de las Doce Princesas”, escrita por el maestro Pierre Louÿs... y como este hombre es realmente digno de tener en cuenta, justo y necesario es que le dediquemos unas líneas para al menos intentar acercarlo a quien aún no lo conozca. Porque Louÿs es uno de esos escritores que representan hoy por hoy la cima de la literatura erótica, mostrándonos sus fantasías más perversas y desenfrenadas con un talento y una procacidad que ya quisieran muchos de los que se autodenominan “escritores”. Tanto es así, que estoy bien seguro de que cualquiera de estas novelas sufriría las más férreas censuras si ciertas mentes retorcidas diesen con su existencia y se dedicasen a pregonar en contra de las monstruosas apologías que realiza su autor...
Pero por fortuna, los que tenemos el suficiente cerebro como para no necesitar que nos censuren y sí que nos informen, disfrutaremos más que mucho con cualquiera de las licenciosas narraciones ofrecidas por él, desde sus clásicos “Afrodita” o “Las Canciones de Bilitis” (de la cual por cierto se acaba de publicar una nueva traducción con material inédito, gracias al entendido Mauro Armiño) hasta este rey Gonzalo o cualquiera de sus procaces y estimulantes diálogos entre jovencitas. Y es que Pierre Louÿs es, en sí mismo, una continua y voluptuosa sorpresa...
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