Ya he explicado otras veces que la relación con Jodorowsky viene de bastante lejos, y en el caso particular de este libro, también: la primera vez que me lo compré fue en Barcelona, en una de esas librerías donde venden restos de serie a precios ridículos, que estaba junto a mi casa del Passeig de Sant Joan. Es de Editorial Planeta pero de Argentina, del año 1994, y yo la adquirí en noviembre del mágico 1997 al módico precio de 400 pesetas de las de entonces, ahí es nada...
La primera impresión al leérmelo fue única, y ojalá tuviese aquí conmigo mis diarios de entonces para transcribirla (esto de vivir en distintas casas es lo que tiene...). Recuerdo que, simplemente, me la creí como si fuese totalmente verídica (bueno, quizás tanto no), y deseé fervientemente tener yo mismo una vida así de mágica, un conocimiento de la realidad como aquel, una forma de ver el mundo que fuese semejante... Volví a leerlo, claro, y varias veces. Y años después, Ángel, el marido de mi madre, se fue a ver a Alejandro justo después de que yo por fin le encontrase, y se lo dedicó: la frase reza exactamente "Para Angel! y el nuevo "Hazael"! (¿Como te llamas ahora?) Jodorowsky" Sorprendentemente, creo que es el único libro suyo que tengo dedicado de toda mi biblioteca...
Yo creía que no, pero por aquel entonces ya existía una edición española de ese libro: la de Seix Barral, publicada en febrero de 1994 (por lo tanto, un regalo para mi 18 cumpleaños, que cayó ese mismo mes y año). Fetichista como soy, me gusta coleccionar las distintas ediciones de las obras de Alejandro, y pasaron muchos años hasta que pude tenerla: concretamente hasta el 2003, donde my dear Johanna me la compró en la antigua librería Logos y me la llevó a Gijón, escribiéndome una dedicatoria en una cartulina aparte, que dice así:
"Besos de lluvia
besos de mar,
de montaña
y de nieve,
de viento
y de sol,
besos...
todos de amor.
Joana. Cerredo, Gijón, 28-feb-2003"
Era precisamente este el volumen que no había leído nunca, y como siempre me ha vuelto a entusiasmar a pesar de conocérmelo casi de memoria. Es una manera sorprendente de sanear el árbol genealógico personal, de convertirlo en mito y darnos a nostros mismos la oportunidad de convertirnos en Homero o en Aquiles... y además, está muy bien escrito (por cierto que esta edición no está corregida y mantiene expresiones sudamericanas que le dan otra sabrosura).
He aquí la foto de las distintas ediciones:
Después de esa, aparecieron en España dos ediciones más, la "canónica" de tapa dura editada por Siruela (col. Libros del Tiempo nº 145) en 2002 (y sin duda, la mejor, con un tamaño de letra y unos espacios de lecturas de lo más agradable), y la de bolsillo, de Random House Mondadori, de mayo de 2005 (que contiene además "El Niño del Jueves Negro"). Este último volumen está impoluto en mi biblioteca, pero la verdad es que tampoco es necesario fastidiarle el lomo a un libro que ya he leído tantas veces...
Y sí, me ha gustado, como siempre. Quizás esta sea la última vez que lo lea, porque como digo ya casi me lo conozco de memoria, pero siempre he dicho que los libros de Alejandro son como la cábala o el Talmud, porque en cada nueva lectura uno encuentra nuevas cosas o las vivencias personales de cada uno hacen que las vidas se vayan convirtiendo en nuevas... en cualquier caso, es uno de esos libros que no debería faltar en ninguna biblioteca, y es un ejemplo a seguir para escribir algo semejante. Hoy día, como siempre, lo que más me sorprende es darme cuenta de cómo he cambiado yo gracias a estos libros, y cuántos baches me han ayudado a superar...
Una de sus frases se me quedó grabada desde la misma primera vez que la leí, en un autobús de Madrid, camino a Barcelona: "La vida es como una obra de teatro: no importa lo que dure, sino que esté bien actuada." (así es como siempre la he recordado yo. En realidad, literalmente, dice: "La vida es una obra de teatro. Lo que importa no es que dure mucho, sino que sea bien actuada". Al César, lo que es del César...).
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