Vamos a ver: ¿quién sería capaz de resistirse a un libro que narra nada menos que el robo de la más famosa obra de arte de todos los tiempos, aquel que estuvo tan envuelto en el misterio que en las clases de Historia del Arte solamente se menciona de pasada y como mera anécdota, y que sin embargo cambió para siempre el concepto de la seguridad en los museos y de las maneras de ver las obras de arte?
Y es que además de los ademases, el libro de Scotti se disfruta como si fuese una novela policíaca, de las de intriga constante y caza al malhechor, que combina toques de efectivo misterio con versiones contrapuestas de aquí y de allá, para aventurar una explicación de lo más verosímil y al mismo tiempo intrigante. La verdad es que cualquier lector con un mínimo de exigencias podrá disfrutarlo, y los que estén relacionados con el ramo, deberían pasar por él obligatoriamente (entre otras cosas, por el estudio que lleva a cabo de la propia obra: es toda una lástima que el autor muriese antes de conocer la copia del Prado, porque me encantaría saber su opinión al respecto... y por cierto que habrá que verla un año de estos). Vaya una magnífica lectura...
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