domingo, 6 de noviembre de 2011

"Vanna" (Emmanuelle Arsan)

Pasito a pasito, y aprovechando las influencias varias que la literatura erótica está haciendo en mi vida en este momento, continuamos con la tarea de leer y disfrutar (sobre todo disfrutar) las obras de Marayat en idioma portugués. En este caso, le ha tocado el turno a uno de esos volúmenes escurridizos que pude adquirir de chiripa: la edición brasileña de “Vanna”, cuya ficha técnica describo a continuación.

-Vanna. (1979)

Primera edición (y parece que única) en Brasil de “Vanna”. Tapa blanda con solapas, publicado presumiblemente en 1979 (sólo se indica el año del copyright de “Belfond”, la editora original francesa) por “Editora Record”. Traducción de Pina de Oliveira Bastos. Portada de Willy: dibujo de una mujer desnuda tapándose el pubis con una tela violeta sobre fondo en distintos tonos rojos difuminados, con el nombre “Emmanuelle Arsan” en amarillo, las leyendas “Autora de EMMANUELLE” y “Mais Erótica, Mais Sensual, Mais Tentadora do que Emmanuelle” en blanco y en letras más pequeñas, el título “Vanna” en mayúsculas doradas repujadas con latiguillos rojos con una vistosa tipografía, y el pequeño logotipo de la editorial en blanco y negro en la esquina inferior derecha (asimismo, la firma de “Willy” es visible en la esquina inferior izquierda). 270 páginas, 14 x 20’5 cm.

La alucinante portada (yo diría que la más fea de cualquiera de las realizadas para un libro de Marayat, en cualquier idioma) no tiene desperdicio:
Como puede verse, este es de esos volúmenes cuya historia es de lo más confusa: por no tener, no tiene ni año de edición, ni tampoco ISBN (y por supuesto, en la actual página web de la editorial no aparece por ningún lado), y según todas las consultas realizadas, es la única edición que hubo de dicho libro en dicho idioma.

Pero por lo menos, existe, y en mi caso particular, me permite disfrutar de una novela de Marayat que efectivamente apareció en 1979 por primera vez, y que parece ser la obra número 12 firmada por ella, y la tercera de sus novelas como tales (excluyendo siempre el ciclo de “Emmanuelle” y las “Novelas de la Erosfera”, que considero historias cortas). Una novela que, dicho sea de paso, ya había leído, o más bien medio leído, porque hace algunos años (por supuesto, antes de saber que existiese este volumen) adquirí una copia en inglés que me leí como experimento en un viaje a Holanda (y pude comprobar que si me esforzaba entendía bastante bien el asunto), de la que, ya que estamos (y teniendo en cuenta que también habrá que hablar alguna vez de las traducciones inglesas de Marayat), adjunto la ficha técnica.

-Vanna. (1981)

Primera edición en Gran Bretaña (presumiblemente) de “Vanna”. Tapa blanda, publicado en 1981 (y reimpreso sucesivamente) por “Grafton Books”. Traducción de Celeste Piano. Portada: foto de Marayat (de “Rex Features”, copyright Leonard de Raemy-Syema) de tres cuartos, con una franja violeta que contiene el título “Vanna” en letras amarillas, y en blanco las leyendas “EMMANUELLE ARSAN”, “BESTSELLING AUTHOR OF EMMANUELLE”, y “They shared an erotic quest, with no inhibitions... and no limits”. 256 páginas, 11 x 17’8 cm.

La portada, bastante más amable, es la siguiente:
Lamentablemente, no dispongo de una copia original del libro, y eso me ha hecho reflexionar acerca de que realmente es necesario para poder apreciar las obras en su justa medida, sobre todo con lo pejiguero que soy yo a la hora de tomar notas, por lo que a partir de ahora no volveré a dejarlo pasar.

El libro, en sí mismo, no está mal, aunque tampoco es de los mejores: un viaje a través de Egipto en busca de no se sabe muy bien qué, preñado como siempre de valiosas y valerosas filosofías, y que en mi caso particular tiene un aliciente añadido, ya que yo he estado en el egipcio oasis de Siwah. Desde luego, mis aventuras allí no fueron tan voluptuosas como las descritas en el libro, ni tampoco vi nada extraño entre aquellas gentes (salvo que tapaban a sus mujeres con una especie de burka que por lo visto es muy típico allá), pero no deja de ser curioso estar leyendo una historia y poder seguir con la mente los pasos recorridos por los personajes, sintiendo los olores y las sensaciones que fueron tan y tan intensas a su manera...

Y como siempre, lo importante es difundir la palabra (aviso de lo curiosas que son las traducciones en este caso concreto, ya que el ejemplar en inglés fue el primero del cual empecé a tomar notas sistemáticas de los libros de Marayat, y ahora he añadido algunas nuevas del portugués... y como digo, no tengo original francés para compararlas, así que se hace lo que se puede), por lo que allá vamos:

“-No me gusta la gente que se avergüenza de su cuerpo. O de su sexo. O que siente vergüenza de sus deseos.
-¿Entonces, en tu manual todo está permitido?
-Está permitido todo aquello que haga feliz a uno mismo sin hacer infelices a otros.”

“¿Acaso es necesario adscribir al trabajo de un artista algún otro sentido que no sea el de traer al mundo una belleza que sin el artista nunca hubiera existido?”

“Ni ahora ni nunca el amor podrá ser algo no natural. De hecho, nada puede serlo, ni los cuerpos ni las ideas.”

“El propósito de la ciencia no es saber, sino hacer preguntas. Las preguntas adecuadas.”

“-No ha habido ninguna civilización vanidosa sobre la Tierra: la civilización todavía no se ha inventado.
-¿Acaso no consideras las pirámides que quieres enseñarme el signo de una civilización? ¿Consideras que quienes fueron capaces de planear y ejecutar las maravillas técnicas que requerían estas construcciones, eran salvajes?
-Peor que salvajes: hombres de poder.
-Entonces, ¿por qué vamos a visitarlas y a hacer que otros las visiten, si según tú son monstruosas?
-Porque pueden hacer que uno tenga el deseo de comprender.”

“¿Recuerdas el best-seller americano “Love Story”, el cual alimentaba a sus lectores con basura del tipo “el amor es no tener que decir nunca ”? ¿No es acaso justamente lo contrario: comprender que el amor es cuando uno pide, u oye a los demás pedir, perdón?”

“La vida no es un problema que resolver, sino una experiencia que tener.”

“Él, que se vanagloriaba de adivinar enseguida si una mujer pertenecía a una o a otra de las dos únicas categorías que se disputan el mundo, tal como hacían antiguamente el Bien y el Mal: las que están desnudas bajo los vestidos y las que no lo están.”

“¿Llamaría usted “Arte” a algo que no le excitase?”

“La Historia del Arte no es una ciencia, es una liturgia. Una religión donde sólo hay sacerdotes y ningún creyente. Su algarabía no elucida, sino que causa estupor. Está concebida para esconder la ignorancia absoluta de la secta. Y eso es porque no hay, en realidad, nada que saber, nada que comprender: no se trata, para todo el mundo, sino de tantear, escuchar, mirar.”

“La cultura [...] consiste en renunciar al cambio. Y renunciar a los cambios es, en la práctica, renunciar a las oportunidades de crecer. El desarrollo implica innovación continua.”

“Yo llamo bárbaros a aquellos hombres y mujeres que no se avergüenzan de sus ancestros y tienen miedo por sus hijos, dijo Vanna. Los bárbaros son aquellos que creen que las ideas de hace quince o veinte centurias todavía pueden aplicarse hoy y serán válidas dentro de cien años. Esos que mantienen que los constructores de las pirámides fueron más necesarios para el avance que otros, y que una obra maestra de la crueldad y el cálculo es un trabajo memorable. Aquellos que ven el progreso como no natural y que modelan el futuro en base a un pasado idealizado. Aquellos que siempre saben qué es lo mejor y cómo hacerlo. Aquellos a los que la verdad ha sido revelada. Aquellos que sólo piensan como sus parientes y dioses. Aquellos que preguntan a los sacerdotes para que les guíen o a los filósofos para que les reafirmen. Aquellos que juran sólo por la historia misma, que están orgullosos solamente de su propio país o raza, que sólo apoyan su propia diversión. Aquellos que viven en un éxtasis místico o de acuerdo a la superstición, y sueñan con zambullir a los demás en ello. Yo llamo bárbaros a los ejecutores de una herencia, a los guardianes de una tradición, a los porteros de una fe. Bárbaros son aquellos que visten de acuerdo a la costumbre, aquellos que no se apartan de los hábitos de sus compañeros. Yo llamo bárbaros a aquellos que se reúnen en pequeños grupos, distribuyen insignias, inventan su propio lenguaje secreto y código de palabras (eliminando a aquellos que no entienden sus miedos u odios) para asegurarse de que ningún extraño penetre en la exclusividad de su mafia. Yo llamo bárbaros a aquellos que mojan una rosa en la sangre de los hombres que han sido asesinados y colocados sobre los cuerpos de los hombres que se habían vengado. Yo llamo bárbaros a aquellos que dicen “mantener las cosas en la familia”. Bárbaros son aquellos que están seguros de sí mismos, y no pueden confiar en nadie. Aquellos que todo lo pierden y no ganan nada. Aquellos que quieren estar así como están los muertos. Y como la muerte, no quieren cambiar.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Motivos interesantes de reflexión, seguramente el arte debería de ser algo así como una sanación erótica, todo lo demás es indiferente y no tiene sentido.
Otro link. Este es un poco denso y con mucho texto, pero trata temas prohibidos que mueven fuerzas subterráneas:
http://cuentosperversos.blogspot.com
Un saludo.
Rando

Ház dijo...

Efectivamente, efectivamente, y Emmanuelle Arsan es toda una maestra en ese terreno. ¡Es una lástima que ningún editor se interese por publicar sus obras en nuestro país como mandan los dioses!
Gracias por el blog, no deja de ser interesante. Salud!!