Un regalo de mi editor (ya que fue él quien lo publicó hace ya unos cuantos añitos), que me ha hecho más que mucha ilusión: vi en su día esta incendiaria película basada en una historia de Barry Gifford (a quien por cierto llegué a conocer personalmente en una gijonesa Semana Negra, y de quien tengo firmado un “Sailor y Lula”) y me fascinó, así que no me molesta para nada tener el guión original con las partes que no llegaron a rodarse, los bocetos originales, los dibujos del propio Álex, las espectaculares fotos y los entresijos de la producción (¡menos mal que John Leguizamo no llegó a hacer de Romeo Dolorosa, porque no hubiera sido lo mismo ni de lejos!), y muchas otras cosas suculentas. Lo que se dice un plato de buen gusto, teniendo en cuenta que, si alguien me pregunta alguna vez, afirmaré sin dudar que “Perdita Durango” es una de esas películas que me hubiese gustado filmar a mí. “Confía en mi ciencia, Perdita...”.
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