Y si los libros noruegos esperaron turno, el presente, ya no
digamos... pero sabía muy bien lo que hacía cuando lo compré, porque si bien es
cierto que lo adquirí por ser el único volumen de historias islandesas que
existía en castellano, pronto pude comprobar que había hecho una muy buena
compra, ya que tanto la selección como las notas y lo demás está pero que muy
cuidado (de hecho, mucho más que la mayoría de los típicos libros para
turistas).
Así pues, todo un pequeño placer leer estas historias de
jornaleros y ganaderos tan parecidas incluso a las de mi propia tierra astur,
con esas guadañas de oro y esos bueyes gigantes. Quizás he echado un poco en
falta alguna que otra ninfa o ser sobrenatural, pero ya se sabe que no se puede
tener todo... y en cualquier caso, la posibilidad de poder leerlos es cuanto
menos magnífica. Eso sí, si apetece adquirirlo, hay que ir a darse una vuelta
por el país... aunque esa, ni mucho menos es una mala idea.
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