He aquí un libro de viajes bien interesante (su título lo
dice todo), regalo sorpresa de Johanna, bien conocedora ella de mis deseos de
viajar a países exóticos o simplemente diferentes, entre los cuales siempre
había pensado precisamente en Corea del Norte... al menos, hasta que he leído
el presente.
Hay cosas que son difíciles de creer, y cosas que son
difíciles de contar, y más en un libro de viajes, que hoy en día no tienen
mucho sentido a menos que uno tenga sobradísimo talento o escoja un destino
verdaderamente atípico. En este caso, la autora nos transmite su visión de
turista en un país en el que el turismo es una especie de grotesca función
orquestada (sí, como en todos los lados) donde se asisten a las maniobras de un
país que, como bien dice ella, tiene un futuro más que negro. Setenta años de
lavado de cerebro no pueden ser buenos, de ninguna de las maneras...
Así pues, mucho mejor que ir a ver un lugar tan sumamente
alienante, es echarle un ojo a este relato, y agradecer a Beatriz que soporte
las largas colas por nosotros, lo mismo que los discursitos sobre lo buenos que
son los jefes de turno, y todo lo demás. Al menos, en Cuba hay otro sabor, mi hermano... pero
sospecho que si yo fuese hasta allí, me deprimiría más que mucho. Todo un
regalo, sí señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario