Aprovechando
que hoy hemos tenido el día festivo y fiestero, cuelgo únicamente las columnas
de hace ya unos meses, para ir poniendo orden en el caos. A ver si este mes
conseguimos ponernos a tono...
-“El desnudo del príncipe Harry”: viernes,
5 de octubre de 2012.
Desde luego, tengo
que reconocer que hay días en los que uno no puede hacer otra cosa que sonreír,
además de albergar esperanzas respecto tanto a la especie humana como a los
tiempos que nos ha tocado vivir. Con una sonrisa piadosa asistí a los últimos
escándalos del británico príncipe Harry (hombre aficionado a las fiestas, que
sólo por eso ya me cae bien), consistentes en desnudarse y fotografiarse (con o
sin su consentimiento) en una fiesta loca de Las Vegas, y con la misma sonrisa
piadosa asistí también al inevitable debate de siempre, pensando que no había
nada nuevo bajo el Sol...
Pero debo decir
que mi sorpresa fue del todo mayúscula cuando, al cabo de un par de días, se
extendió como la pólvora la iniciativa de imitar la actitud del príncipe Harry,
para demostrar el apoyo de la gente respecto a él. Y la iniciativa consistió ni
más ni menos que exactamente en eso: en fotografiarse desnudo (cada uno
enseñando más o menos carne, al gusto) y compartir el archivo en las redes
sociales... ¡pero es que, además, fue en el mundo militar donde la idea caló
más hondo! Pasmado, y por una vez para bien, me quedé cuando vi a todos esos
hombres y mujeres luciendo galones y armas directamente sobre la piel,
reivindicando que el joven Harry ni mucho menos había hecho nada malo, y que si
ese era el peor delito que había cometido, entonces todos participaban de ello
y estaban a su lado sin tapujos ni vacilaciones.
Como digo, este ha
sido uno de esos asuntos que dan esperanzas. Porque, independientemente de los
cambios y de los tiempos, ¿cómo será un ejército que luche bajo el mando de un
príncipe al que no sólo han visto desnudo, sino con quien además han compartido
lo mismo, y de lo cual ha participado todo el planeta?
-“Pablo Attfield expone en Barcelona”: viernes,
19 de octubre de 2012.
De entre todas
esas noticias que pueblan el mundo del Eros y los sucesos relacionados con él
que acontecen en nuestras islas, hay una que me ha llamado especialmente la
atención, y no precisamente porque se haya publicitado a bombo y platillo: el
fotógrafo mallorquín Pablo Attfield, especialista en temática sensual y subida
de tono, expondrá su obra nada menos que en el próximo Salón Erótico de
Barcelona (heredero del antiguo FICEB), que se celebrará del 11 al 14 de octubre
en la Ciudad Condal.
Podríamos insistir
en el hecho de que el Salón Erótico de Barcelona es una de esas iniciativas
conocidas a nivel mundial, que siguen funcionando a pesar de la crisis
reinventándose más y mejor a medida que van ganando experiencia (y a pesar de
las duras competencias que suponen medios recientes como Internet, y con
iniciativas casi inverosímiles que precisamente explotan nuevos mundos con
ayudas tecnológicas de lo más atrayentes), y podríamos insistir también en el
hecho de que aquí en nuestras tierras nunca hemos podido conseguir tener nada
parecido (y algunos intentos ha habido, que por desgracia no han llegado a
cuajar como deberían)... pero en tales circunstancias, preferimos poner el ojo
en el asunto de cómo un joven fotógrafo de probado talento se valora en su
justa medida únicamente fuera de los circuitos “oficiales”, teniendo que buscar
trabajo y reconocimiento lejos de la tierra que le ha visto nacer, a pesar de
su enorme (y excelsa) profesionalidad. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que su
obra sea principalmente sensual y voluptuosa?
Ya lo decía
Mapplethorpe: será mejor fotografiar flores, para que la gente de bien pueda
colgarlas en el salón.
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