martes, 18 de noviembre de 2008

"Donde Mejor Canta un Pájaro"

Una vez más, he vuelto a leerme todo un clásico...

Ya he explicado otras veces que la relación con Jodorowsky viene de bastante lejos, y en el caso particular de este libro, también: la primera vez que me lo compré fue en Barcelona, en una de esas librerías donde venden restos de serie a precios ridículos, que estaba junto a mi casa del Passeig de Sant Joan. Es de Editorial Planeta pero de Argentina, del año 1994, y yo la adquirí en noviembre del mágico 1997 al módico precio de 400 pesetas de las de entonces, ahí es nada...

La primera impresión al leérmelo fue única, y ojalá tuviese aquí conmigo mis diarios de entonces para transcribirla (esto de vivir en distintas casas es lo que tiene...). Recuerdo que, simplemente, me la creí como si fuese totalmente verídica (bueno, quizás tanto no), y deseé fervientemente tener yo mismo una vida así de mágica, un conocimiento de la realidad como aquel, una forma de ver el mundo que fuese semejante... Volví a leerlo, claro, y varias veces. Y años después, Ángel, el marido de mi madre, se fue a ver a Alejandro justo después de que yo por fin le encontrase, y se lo dedicó: la frase reza exactamente "Para Angel! y el nuevo "Hazael"! (¿Como te llamas ahora?) Jodorowsky" Sorprendentemente, creo que es el único libro suyo que tengo dedicado de toda mi biblioteca...

Yo creía que no, pero por aquel entonces ya existía una edición española de ese libro: la de Seix Barral, publicada en febrero de 1994 (por lo tanto, un regalo para mi 18 cumpleaños, que cayó ese mismo mes y año). Fetichista como soy, me gusta coleccionar las distintas ediciones de las obras de Alejandro, y pasaron muchos años hasta que pude tenerla: concretamente hasta el 2003, donde my dear Johanna me la compró en la antigua librería Logos y me la llevó a Gijón, escribiéndome una dedicatoria en una cartulina aparte, que dice así:

"Besos de lluvia
besos de mar,
de montaña
y de nieve,
de viento
y de sol,
besos...
todos de amor.
Joana. Cerredo, Gijón, 28-feb-2003"

Era precisamente este el volumen que no había leído nunca, y como siempre me ha vuelto a entusiasmar a pesar de conocérmelo casi de memoria. Es una manera sorprendente de sanear el árbol genealógico personal, de convertirlo en mito y darnos a nostros mismos la oportunidad de convertirnos en Homero o en Aquiles... y además, está muy bien escrito (por cierto que esta edición no está corregida y mantiene expresiones sudamericanas que le dan otra sabrosura).

He aquí la foto de las distintas ediciones:

Después de esa, aparecieron en España dos ediciones más, la "canónica" de tapa dura editada por Siruela (col. Libros del Tiempo nº 145) en 2002 (y sin duda, la mejor, con un tamaño de letra y unos espacios de lecturas de lo más agradable), y la de bolsillo, de Random House Mondadori, de mayo de 2005 (que contiene además "El Niño del Jueves Negro"). Este último volumen está impoluto en mi biblioteca, pero la verdad es que tampoco es necesario fastidiarle el lomo a un libro que ya he leído tantas veces...

Y sí, me ha gustado, como siempre. Quizás esta sea la última vez que lo lea, porque como digo ya casi me lo conozco de memoria, pero siempre he dicho que los libros de Alejandro son como la cábala o el Talmud, porque en cada nueva lectura uno encuentra nuevas cosas o las vivencias personales de cada uno hacen que las vidas se vayan convirtiendo en nuevas... en cualquier caso, es uno de esos libros que no debería faltar en ninguna biblioteca, y es un ejemplo a seguir para escribir algo semejante. Hoy día, como siempre, lo que más me sorprende es darme cuenta de cómo he cambiado yo gracias a estos libros, y cuántos baches me han ayudado a superar...

Una de sus frases se me quedó grabada desde la misma primera vez que la leí, en un autobús de Madrid, camino a Barcelona: "La vida es como una obra de teatro: no importa lo que dure, sino que esté bien actuada." (así es como siempre la he recordado yo. En realidad, literalmente, dice: "La vida es una obra de teatro. Lo que importa no es que dure mucho, sino que sea bien actuada". Al César, lo que es del César...).

viernes, 14 de noviembre de 2008

Star Books: "No tengo boca y debo gritar"

He abierto la caja de Pandora...

Curiosas, las decisiones mismas de la vida: hablaba aquí mismo hace poco de lo que yo llamaba "el cajón beat", allí donde guardaba unos cuantos volúmenes de lecturas postergadas... y mira por dónde, no he aguantado más. Como diría Alejandro, "hay un instante preciso donde el mundo es maravilloso: ahora", así que basándome en esa premisa decidí romper el sello de polvo del etéreo cajón y comenzar la lectura de los volúmenes, además de embarcarme en un proyecto personal que espero que haga mucho ruido en mi alma... y del cual ya hablaremos a su debido tiempo.

Por el momento, desentierro un sueño tan viejo como mi misma existencia: la finalización y lectura de una colección de libros que me pertenecen por derecho propio, como es la de Star Books. Para el que no lo sepa, allá por mediados de los 70' (es decir, cuando yo nací), un espíritu inquieto se dedicó a publicar obras malditas por primera vez en España (entre ellas, muchos libros de la beat generation), y otro espíritu inquieto se dedicó a coleccionarlas porque tuvo la suficiente lucidez como para entender que eso era algo especial... El espíritu inquieto publicador era el fundador de "Producciones Editoriales" (quien publicaría también la revista "Star"), y el espíritu inquieto lector, mi padre: compró algunos, leyó unos cuantos, perdió otros, dejó de comprar unos pocos... y cuando yo tenía quince o dieciséis años y empezaban a gustarme The Doors, me puso en las manos nada menos que la única edición española que existía en aquel momento de "Señores y Nuevas Criaturas", uno de los poemarios de Morrison. Me gustaba tanto aquel libro como objeto en sí mismo que lo llevaba siempre encima, en un bolsillo de la cazadora que parecía hecho a propósito...

Cuando crecí un poco más, descubrí a Burroughs y a la beat, y volvió a darme alguno ("El libro de los sueños" de Keroauc, que recuerdo como un peñazo, o las "Cartas del Yage", por hablar sólo de los de la colección). Y con los años, fue dándome el resto: supongo que hay mucho de generacional en este asunto, y sus gustos pasaron a ser otros entendiendo que ya era hora de que yo tomase el relevo de una literatura que a él le había abierto los ojos en muchos sentidos...

Con mis líos de casas y viviendas y mandangas, no he juntado aún todos los que tengo, pero ahí está la foto de los que ahora mismo tengo aquí, en mi poder, en Palma (a los que se suma el último de la colección, "Basketball diary" de Jim Carroll, el número 37 que me acaba de llegar por correo y que me ha costado 20 euros en una librería valenciana... comprándolo por internet, claro):
Y lo dicho, hasta ahora mismo formaban parte de la pila del cajón beat... pero a partir de ahora, ya no: hablábamos antes del aspecto generacional, y algo en mi interior me dice que o lo hago ahora, o ya tendré que pasárselos a la siguiente generación (sea la que sea). Vivencias varias me han enseñado que es muy importante hacer las cosas cuando se tienen verdaderas ganas... porque con el tiempo, las ganas a veces se agotan a pesar de que el deseo atávico siga ahí, como si te doliese una herida que ya hace tiempo que cicatrizó y desapareció de la piel y por lo tanto ya no está pero sigue doliendo. Que o los leo ahora o ya no lo haré, y que me muero de ganas desde hace mucho, vamos...

En fin, a lo que íbamos: que ya me he leído uno de ellos, y que aparte del proyecto que dará que hablar, lo comento aquí como siempre. Tiene un título de lo más sugestivo: "No tengo boca y debo gritar", de Harlan Ellison, y es una colección de relatos de ciencia-ficción (sí, la colección Star Books es de lo más heterodoxo y variopinto, para quien no lo sepa) de un tipo que está como un rebaño de cabras pero escribe muy bien. Es curioso leer toda esa imaginería espacial de los 70' ahora, viendo semejanzas entre el ordenador AM y el Skynet de "Terminator" (el autor dice que se lo copiaron descaradamente) o cosas que, de tan raras, casi ni se entienden. Hace años yo le daba vueltas al concepto de la "metanovela", poder llegar más allá en la escritura creando libros de estructuras complejas (llegué a escribir algún libro así, que por supuesto está sin publicar), y la verdad es que con Ellison casi podríamos hablar de "metaliteratura", es un estilo de lo más curioso donde prima mucho más el sentir que no el entender lo que está pasando... En fin, una experiencia curiosa y enriquecedora, aunque tampoco lo suficiente como para leer nada más de él.

Por cierto: que yo haya comprobado, esta sigue siendo la única edición española del libro, y yo la he heredado de la colección de papá... y afortunadamente, porque no he localizado ninguna copia disponible en ninguna librería de la red. Curioso, curioso...

Seguiremos informando...

Ah, y se admiten donaciones, tanto de libros como de dinero para finalizar la colección...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

"Barrow y sus Hombres"

Uno de los últimos regalos de mi madre, que ha resultado ser uno de los mejores que me haya hecho nunca: "Barrow y sus Hombres. Exploradores y viajeros británicos en la primera mitad del siglo XIX", escrito con mano maestra por Fergus Fleming, es precisamente eso, una crónica de las expediciones inglesas en busca de cosas como el paso del Noroeste, la Antártida, o la desembocadura del Níger. Excelentemente documentado (está publicado por RBA, pero dentro del sello de National Geographic, claro) y narrado de forma muy amena, es todo un placer para sumergirse en una época donde todavía había espacios en blanco en el mapa y personas que no habían entrado en contacto con la civilización, a lo que se suma la aventura de hacerlo todo a vela y con aquellos medios tan rudimentarios...

Para un enamorado de la Antártida como soy, las descripciones del Erebus y el Terror atravesando la banquisa y descubriendo precisamente el volcán al que uno de esos barcos pondría nombre, no tiene ningún precio... aunque reconozco que si el tema no te gusta, el libro puede llegar a aburrir. Pero desde luego, a cualquiera que le atraiga un mínimo la geografía y la historia, pasará un rato de lo más agradable... y como siempre, desde el punto de vista estrictamente documental para escritos propios, ya no tiene precio.

Por cierto que qué distinto es ahora el Ártico... Poco antes de acabar esta lectura, cuando ya me había sumergido en una cartografía casi desconocida para mí y que ahora ya ubico bastante bien en el mapa (la isla Melville, el estrecho de Barrow, la tierra de Banks, la península de Boothia), pillé por casualidad un documental que retrataba las carreras de camiones que se dan hoy día en aquellas latitudes. Así, como suena: los camiones que hacen rutas sobre el hielo para ir a las refinerías y demás sitios de esos, hacen después carreras y se lo pasan bien... No es criticable mientras no contaminen, pero desde luego, no es precisamente la imagen del Polo Norte que tengo yo en mi cabeza...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Sabàtic: "Bueno Chicas, Esto se Acabó" y Plan Vibronove de amantis.net

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

Viajecitos nostálgicos

Muy buenas...

Ya dije que soy un impresentable para estas cosas, pero qué diablos... el blog es mío, y hago con él lo que me da la gana.

Más allá de todo eso (después de todo, por algo lo empecé), circunstancias ajenas propiciaron un nuevo e imprevisto viaje a mi Asturies natal que me ha tenido alejado de las teclas estos días... pero ha sido una circunstancia del todo feliz: no sólo se han solucionado todos los asuntos que debían solucionarse, sino que además he podido disfrutar en directo de la nieve (elemento que me acompañó en la niñez año tras año y al que tengo un gran cariño, a pesar de los sustos que da) y por supuesto de la compañía de familiares y amigos. Volver al valle en general y a Cerredo en particular siempre me pone de buen humor, al menos desde que eliminé unas cuantas paranoias atávicas y pude disfrutar realmente de todos los aspectos de mi vida: pasear por entre aquellos árboles, oliendo aquel aroma a bosque y contemplando los recuerdos de otra vida, es una sensación que no tiene precio, aunque es bien cierto que es necesario dosificarla...

Y mira por dónde, en casa de mis abuelos paternos voy y me encuentro esto:
Es un cuadro-collage sin título que les regalé hace ya casi diez años, y ahí sigue, en el aparador: por el estilo (o más bien por el aspecto) creo que debí hacerlo en Barcelona allá por 1999 (de cuando creía que era un artista: como diría Henry Miller, "ahora ya no lo creo: lo soy"), aunque no puedo ser mucho más preciso. No es ni mucho menos una gran obra, pero me hizo gracia y aproveché para sacarle la foto...

En fin, que a ver si nos ponemos pronto al día.