Revelador resulta acercarse hasta el personaje de un hombre que ni de lejos quería la fama que tuvo, y quien al mismo tiempo tuvo que padecer lo indecible para poder llevar a buen puerto su obra magna (la cual no culminó, por cierto, y la cual curiosamente parece mucho más floja que lo que él consideraba “entretenimientos”). ¿Quién sabe qué disquisiciones se encierran en la cabeza de un escritor, y cuáles son los objetivos que se cumplen finalmente?
Después de disfrutar sanamente de su lectura, apetece sobremanera seguir escribiendo... y también seguir leyendo sus volúmenes de textos inéditos, aunque para eso haya que esperar al año que viene.

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