Somos muchos los que descubrimos a Wood hace años en viejos Tótem y revistas similares, y fuimos muchos los que disfrutamos de ese erotismo ingenuo de Sally Forth y que envidiamos a Q. P. Dahl por poder proveerse de semejantes flotadores para salvarse de un naufragio... así que ver ahora todos estos originales de cómic, es ciertamente un placer. Y a pesar de sus inolvidables monstruos y superhéroes y caos espaciales, conviene desde luego no olvidarse de la sala “sólo para adultos”, que contiene sin duda las obras más cachondas de este incomparable artista.

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