Conseguido
el objetivo del que hablaba hace poco tiempo, y del que me extenderé
convenientemente el mes que viene, sólo puedo decir que de momento habrá libros
que no comente aquí, pero el presente me sirve de muy buena excusa, porque
además de tenerle mucho cariño, es la primera parte de uno de los que he leído
y comentado allá, y así me explico un tanto.
Había
leído las novelas “Peter Pan y Wendy” y “Peter Pan en los Jardines de
Kengsinton” hace años, en una de esas preciosas ediciones Edhasa de “Los Libros
del Tesoro” que me había regalado Johanna, y como no podía ser de otro modo, me
habían cautivado mucho más que los sucedáneos animados que andan por ahí (y a
los cuales, como no podía ser de otra manera, les reconozco muchísimos
méritos). Y como tenía ganas de morderlo de nuevo, recurrí a las consabidas
ediciones Cátedra, que siempre ofrecen comentarios interesantes y complementos
igual de ídem (como la obra de teatro original, o “Los Niños Náufragos”, por no
hablar de biografías que explican al escritor y sus motivaciones).
Y como
no podía ser de otro modo, me ha vuelto a cautivar, por la exquisitez infantil
de la que Barrie hace gala, al tiempo que narra una espléndida novela de
aventuras que en absoluto se hace pesada (la parte de los jardines de
Kengsinton es toda una delicia), y una historia que enseña muy mucho acerca de
lo que es y deja de ser el ser humano. Y además, viviendo unas aventuras que ya
nos gustarían a muchos. Sin duda, un libro del cual se disfruta su lectura,
sobre todo en una edición como esta... y por cierto que lo mismo digo de su
segunda parte oficial, “Peter Pan de Rojo Escarlata” (escrita en 2004 por
Geraldine McCaughrean), que me ha maravillado.
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