Mira
que al principio juré y perjuré que estos libros de “La Fuente de Jade” no se
me iban a acumular... pero claro, uno se encuentra con unos cuantos golpes de
suerte, y ya tenemos un nuevo montón por leer, y luego me empacho, como no
podía ser de otra manera. Sin embargo, ¿quién se resiste, por ejemplo, al
presente (el número 24, según mi lista particular), que llevaba buscando desde
hace tanto (me atraía la sinopsis que aparece en los otros volúmenes, porque me
parecía de lo más atrayente a primera vista) y que apareció en la madrileña
Cuesta de Moyano por dos eurillos y medio?
Sin
embargo, una de cal y otra de arena, porque por una parte es un libro que me ha
gustado bastante (su onirismo surrealista, o más bien mitológico, con
referencias a varios de los grandes, crea una atmósfera que en ocasiones es
verdaderamente deliciosa y embriagante como sólo puede serlo la buena
literatura erótica), pero por la otra hay veces que se pierde en terrenos
maniqueos de los que apenas sabe salir (de hecho, el final es un tanto
artificioso, y hay momentos en los que pienso que ni el mismo autor sabe lo que
está contando). Es decir, que es una novela muy reseñable y muy recomendable
por sus toques de originalidad (que es algo que siempre se agradece en el
género), pero al mismo tiempo, es una lástima que no llegue a conseguirlo del todo,
porque si hubiese llegado adonde pretendía, habría sido una absoluta obra
maestra...
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