jueves, 3 de diciembre de 2015

Diciembre se presenta, y se despide...

Con todas las ganas y toda la fuerza posibles, y con algún que otro imprevisto de esos que apetecen mucho y más (RAM de MENSA España, ahí vamos), nos proponemos la hercúlea tarea de finiquitar mil y un casos y mil y una cosas, y cerrar así este año tan extraño que no se merece ninguna otra cosa. Cerrar para abrir, y hacer lo que se pueda, como siempre... pero en este caso, de la presentación a la despedida.

Para abrir boca, diré aquello de que el pasado día 13 de diciembre fue el Día de las Librerías, y mis amigotes de Literanta me invitaron a participar como librero por un día, en plan “el escritor Házael González recomienda” (cosa que nunca se me ha dado mal, modestamente). Previsiblemente, no hubo hordas de gente peleándose por lo que yo les podía ofrecer (Rothfuss, Tolkien, Burroughs, Arsan, Louis...), pero sí pasamos un buen rato con los amigos, y encima rematamos con una borrachera de las antológicas, así que a ver quién es el guapo que se queja.

¿Y lo demás? Ordenar, ordenar, ordenar, ordenar... Dejar listos papeles y papeleos, dejar listas cuentas y conteos, dejar listos cajones y trasteros... y seguir adelante, que es lo que cuenta, cerrando una vida que debe ser cerrada, y cerrada para bien. Y adelante con ello, con intensidad...

Y feliz navidad, por supuesto.

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