Ley de vida mediante, recibimos al mes que despide al año, con nubes de tormenta mediterránea y un Sol que pase lo que pase siempre acaba abriéndose paso por entre los cúmulos... Un año de psicomagias varias y de sensaciones variadas, para guardar en el calendario de la vida junto a los calendarios de los gastos, de las cosas hechas, y de los planes que (igual que algunos deseos) siguen esperando su turno.
Por el momento, nuevos empleos que no están nada mal: artículos de los que iremos dando cuenta aquí, lecturas zombificadas para Dolmen (una de las cosas que me faltaba en la vida relacionado con los libros era precisamente la de ser lector de una editorial), y nuestros guiones y libros variados (que dar, lo que se dice dar, aún no dan dinero... pero esperemos que lo den algún día). Nada nuevo bajo el Sol... o todo, según se mire.
De momento, y para mi propia sorpresa, mantengo el objetivo de dedicar este 2011 que viene a ordenar todos los asuntos pendientes... a lo cual ya he empezado de forma espectacular. Cielo santo, la que nos espera... pero lo mucho que nos vamos a divertir al mismo tiempo.
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