Sabía que estaríamos más tranquilos, cuando llegase
diciembre... pero para eso, todavía tiene que llegar enero, y luego tal vez,
quién sabe, febrero, o marzo, o abril. A fin de cuentas, creo que ha sido este
año que ahora despedimos cuando me he dado cuenta definitivamente de que la
vida es una serie de pasos que se vive hacia delante, mes tras mes, año tras
año, sin nada más que las joyas brillantes que conservamos prendidas en nuestro
pecho y que son las alegrías pasadas que iluminan con sus resplandores nuestros
pasos presentes.
Sin embargo, todo eclosiona, poco a poco, con calma pero sin
pausa, aferrado como estoy al sentimiento del ahora, del “un poco más allá”, de
ilusionarnos con lo que hay a la vuelta de la esquina con tal de hacer lo que
sea más llevadero, mucho más hermoso, y ante todo y sobre todo, más vivo.
En ese orden de cosas, vuelvo a aparecer en “Última Hora”
con fecha fija además y cada quince días (y ojalá que el asunto no se acabe
ahí), vuelvo a la radio con visos de hacer cosas pero que muy interesantes,
sigo escribiendo y haciendo y deshaciendo... y por primera vez, he dado clase
en la Universidad, lo cual sigue constituyendo el más grande (y el más sólido)
de mis sueños. Qué curiosa es la vida, después de todo...
Así pues, hola, diciembre (la preciosa imagen es cortesía de
mi prima Lola, poeta donde las haya). Te estrenamos con especiales de Navidad,
con nuevos dibujos proyectados, con planes que ya son tareas, y con esperanzas,
absolutas y totales e imperdibles esperanzas... Porque, a fin de cuentas, ¿cómo
podría ser de otra manera?
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