Quizá se pueda pensar a tenor de la ausencia de entradillas que he dejado de leer libros, pero nada más lejos de la realidad (después de todo, tengo una fama que mantener entre mis amigos, jejeeee...). Por una parte, estoy enfrascado en algo muy gordo (es decir, muy grueso), y por la otra, aproveché el último viajecito a Asturies para leerme la última novela de James Bond, cosa que empieza a convertirse en una costumbre...
“Carta Blanca”, de Jeffery Deaver, es una auténtica gozada para los amantes de la literatura bondiana, que nada tiene que ver con John Gardner (por poner un ejemplo cercano de lectura) y que actualiza divinamente al personaje, a pesar de que hay gente que se ha quejado (tal vez con razón) de la excesiva publicidad encubierta que hay en él. De todas formas, y por lo que yo pueda recordar, a Fleming también le gustaba hablar de marcas concretas, y lo hacía simplemente porque le gustaba y le daba al personaje un carácter especial (queda mejor ser tan específico que no decir “un coche de último modelo”, al menos a mi juicio).
Pero todo eso es pecata minuta, comparado con el grueso de la novela. Es decir, con el buen hacer de un escritor que sabe actualizar al personaje sin que al lector aficionado le rechinen los dientes por ello, que crea un punto de partida tan acertado como hizo “Casino Royale” en el cine, y que a pesar de eso respeta todos y cada uno de los tópicos permitiéndose el lujo de hacer magníficos guiños al pasado (nada menos que un microfilm, ¡qué tiempos aquellos!). Y eso, por no hablar de las novedades en sí, como es el personaje del “malo” reciclador de basura, o los escenarios contemporáneos que son puntos calientes en sí mismos.
Que los aficionados a la literatura de Bond estamos de enhorabuena, vaya: ojalá sea Deaver el encargado de darle continuidad al asunto a partir de las directrices trazadas aquí, ya que “La Esencia del Mal” se quedó precisamente en anécdota continuista (que no por ello mala ni censurable, ojo). Ahora mismo, tengo en proyecto ir adquiriendo y leyendo todas y cada una de las novelas clásicas, así que cuando lo haya hecho, probablemente vuelva a leerla y ya comentaré entonces qué y qué no... pero de momento, me he quedado más que satisfecho.
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