Le dijimos adiós a 2010 plantando un rosal, y recibimos a 2011 como siempre, desde nuestro balcón, brindando a los fuegos artificiales con Manzajú (divino invento), y dejándonos después la salud en una gripe que nos ha acompañado todas estas primeras jornadas. Aunque a pesar de lo que pueda parecer a primera y a segunda vista, el año no empieza mal...
Feliz de la vida me siento al poder no sólo leer todo lo que me apetezca y que se amontonaba en pilas (que al menos ahora están ordenadas) en la “habitación del Gato”, sino también de poder comprarme los que quiera de todos los que decida yo mismo. Insisto en ello por última vez: a pesar de las trampas que hice, el acto de mantener la lectura controlada me ha devuelto unas ganas de páginas impresas que hacía muchísimos años que no tenía. Una vez más, gracias sean dadas al señor Alejandro por su invento...
Sin embargo, el propósito de este año es único, y muy sencillo: coincidiremos con los planes del Gobierno, y pediremos austeridad en las cuentas públicas y privadas. Ganar dinero, ahorrar dinero, igual que aquello de dar cera, pulir cera... y lo demás, por primera vez en la vida, que vaya viniendo, que ahora sí que la cosa fluye con bastante confianza... y a eso vamos, y en eso seguimos.
Y ya que estamos, aprovechamos para lamentar la próxima desaparición de un amigo, que ojalá no se lleve a cabo, pero así son estas cosas: el pino de más abajo, “propiedad” de la comunidad de vecinos en la que moro o habito, está condenado a muerte por aquello de que sus raíces tiran abajo una pared, y sobre todo, porque quienes no se han criado entre árboles nunca ven su belleza y siempre se quejan por todo lo que hacen las plantas. Voy a lamentar muy mucho su ausencia, y seguro que más de uno también... porque la calle va a quedar igual que si le hubiesen arrancado una muela enorme.
Qué lástima, empezar el año con una necrológica...
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