Últimamente, y sin que yo haya hecho nada por ello (y así es como me gusta que sucedan las cosas), la poesía ha ido viniendo hasta mi vida y sacándome de la cama cuadernaria para poder volar a viva voz por donde quiera o pueda. Ciertamente, no acudo (no puedo acudir) a todos los saraos a los que me invitan, pero de tanto en cuanto, alguna cosa sucede, y la magia (poética) se abre camino...
Así pues, y además de dedicar abril a viajes ordenados y a órdenes que no pueden estorbar lo que debería estar pasando en realidad (que, a fin de cuentas, órdenes son órdenes), me antepongo la tarea de escanear un nuevo cuaderno de mis diarios, que empezó precisamente como heterónimo poético y acabó, valga la redundancia, en un período de los negros, negros. Teniendo en cuenta que lo compré donde lo compré, después pasa lo que pasa...
Que descorchamos nuevo mes, vaya, y que como siempre, telarañas de primavera tenemos que quitar de la cabeza... y si es con poesía, pues mejor que mejor, y bienvenida sea ella, que venga cuando quiera, que el cuaderno está cerrado (afortunadamente) pero las puertas están abiertas.
2 comentarios:
Ház, abre ese cuaderno y deja que lleguen esos poemas a nosotros. Me muero de ganas de leerlos...
Ay, prima, qué te voy a contar de la poesía que tu no sepas... pero bueno, ya que me lo pides, prometo que te haré llegar algunos (los mejores) para que puedas disfrutarlos. Ya tienen algunos añitos, pero unos cuantos todavía aguantan el tipo...
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