-“Eros y blogs”: viernes, 2 de marzo de 2012.
Uno de mis
lectores, aficionado también a estos complejos y vastos mundos del Eros, ha
puesto sobre mi mesa (o más bien en mi correo) uno de esos fenómenos que yo ya
conocía desde un punto de vista tangencial, pero que sin duda está de plena
actualidad, y además está cambiando tanto las relaciones humanas como la manera
de vivir (y de compartir): se trata de los denominados “blogs eróticos”,
cuadernos (electrónicos) de bitácora en los que los usuarios de la red se
dedican a desgranar desde sus más íntimas fantasías hasta sus más cotidianas
experiencias, salpimentándolo todo con fotografías y vídeos de lo más (o menos)
explícito, y haciendo gala de buen (o mal, que eso ya depende de la habilidad
de cada uno) gusto.
Y como no podía
ser de otro modo, el resultado es, cuanto menos, interesante: hay personas que
se dedican a escribir relatos, otras que se dedican a narrar encuentros,
algunos que se publicitan a sí mismos o al intercambio de parejas (con mayor o
menor fortuna), y un largo (larguísimo, de hecho) etcétera. Pero todos ellos
tienen algo en común: sus autores expresan una libertad sin más trabas que las
suyas propias, y coinciden en afirmar que el mundo del Eros que se muestra en
otros lugares más “oficiales” es bastante falso y estereotipado, por no decir
coaccionado, y también limitado a formas y colores que de tan conocidos ya
están tan gastados como una prenda de ropa demasiado añeja.
Que el mundo del
Eros es algo personal (y en muchos caso, intransferible) es una cosa que ya sabíamos
de sobra... pero el complejo mundo de los blogs eróticos lo está poniendo de
manifiesto con una fuerza (y un buen hacer) que en ningún caso pasa
desapercibida.
-“Lina Romay, in memoriam”: viernes, 9 de marzo de 2012.
El reciente
fallecimiento de la actriz Lina Romay, esposa del director de cine Jess Franco
y musa de sus múltiples y variopintas películas, me hace dedicar una reflexión
no tanto a las cualidades artísticas de esta singular pareja (que para muchos
son innegables, pero personalmente conozco demasiado poco su obra como para
poder juzgarla como se merece), sino a sus talentos como personas capaces de
reivindicar el “haz lo que quieras” en unos tiempos en los que, por desgracia,
eso no está muy bien visto que digamos.
Porque es
innegable que estos dos creadores supieron aprovechar las circunstancias de su
tiempo, sacándole todo el jugo posible a la tan cacareada “transición” y al no
menos nombrado “destape” (época que muchas actrices y famosas de medio pelo y
mucho renombre preferirían hoy por hoy olvidar, puesto que en su momento no
tenían reparo alguno en sumarse a dicha refrescante moda), y cosa muy
importante, sin renunciar nunca a ello ni dejar de lado las pasiones levantadas,
que fueron muchas. Que Lina Romay ha muerto siendo Lina Romay, vaya, y no una
ancianita que intentaba parecer otra cosa y desmentía un “escandaloso pasado”
ni zarandajas semejantes...
Y ahí es donde
precisamente reside parte de su grandeza. Porque es como si se hubiese ido
dejándonos una frase que dijera algo así como “yo he hecho lo que he hecho, me
lo he pasado en grande, y he hecho suspirar a centenares de personas, y bien
orgullosa que estoy, así que ahí os quedáis.”
Y, ciertamente,
aquí nos quedamos nosotros, viendo cómo esas libertades sensuales conquistadas
tiempo atrás se van reduciendo misteriosamente, mientras muchos de los que
antes participaron en ellas se dedican ahora a mirar hacia otro lado cuando se
les pregunta.
-“Cirugía estética vaginal”: viernes, 23 de marzo de
2012.
De golpe y
porrazo, consultando una información on-line que no tiene absolutamente nada
que ver con el asunto, me encuentro en un periódico digital un enlace con
semejante título que anuncia soluciones para ese problema. Sin poder
resistirlo, pincho en él, y me encuentro de narices con una de esas cosas de
las que todavía no he hablado aquí y que, sin embargo, dan mucho que decir.
El caso es que,
incontestablemente, la cirugía estética vaginal (es decir, retocar
quirúrgicamente los genitales femeninos exclusivamente por causas estéticas) es
algo que no sólo está ganando cada vez más adeptos en países como Estados
Unidos, sino que se está convirtiendo en una especie de epidemia global que ya
se anuncia incluso en los periódicos. Por descontado, no puedo reproducir aquí
(ni tampoco me da la gana) ninguno de los motivos que la sosodicha página
esgrime para convencer a sus posibles pacientes, pero puedo asegurar que todos
y cada uno de ellos son, como mínimo, surrealistas.
Y es que nunca
está de más recordar que, a la consabida razón de que no hay dos órganos
genitales idénticos (ni de hombre, ni de mujer), hay que añadir que los
“modelos” que se toman en consideración a la hora de plantear semejante cosa,
son casi siempre fotos de mujeres que muestran sus más íntimos encantos... la
mayor parte de las veces, retocados digitalmente. Y eso, sin contar con la
pérdida de sensibilidad que supone extirpar un fragmento de tejido tan sensible
(por pequeño que sea), o lo dolorosa que pueda ser la convalecencia después de
la intervención.
Porque también
podría decir aquello de que lo realmente importante es estar a gusto con el
propio cuerpo, y más en una zona tan íntima y delicada, pero a lo mejor habría
quien me llamase reaccionario...
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