Pululando seguimos, enredados en estos jirones del invierno que vienen y van al mismo ritmo que los golpeteos que percuten en la fachada de mi edificio... aunque después de todo, es de bien nacido ser agradecido, y hay que decir que esta gente hace mejor que bien su ruidoso trabajo. A veces, uno no puede trabajar al ritmo que quiere o desea, pero así es el invierno, y así son las obras...
Pero todo va, desde luego, desde artículos más o menos finiquitados y finiquitables hasta proyectos más o menos seguros, pasando por libros que revisar una y mil veces (y bien agradecido que estoy de ello). A ver si esta semana que empieza me voy sacando la modorra invernal y vamos adelante con unas cuantas cosillas, que como dirían en estas islas nuestras, ya es bien hora...
De todas maneras, no nos quejaremos del invierno balear y de sus treguas, y más cuando nos permite ir a cosas como a las jornadas medievales de Sóller comandadas por unos cuantos amiguetes (Javi Liébana incluido, autor del precioso cartel) que aprovechamos papá y yo para dar vueltecicas por los rincones hermosos y casi vírgenes que aún quedan por nuestra isla. Cetrería, danzas, luchas con espada, y sobre todo, buen ambiente, que hizo que mereciese mucho la pena el viaje y la visita.
Y si a eso añadimos las juergas con los amigos, los conciertos de Tomeu Quetgles en uno de los mejores bares que yo haya visitado nunca (gato incluido), los deambuleos por las calles de Centro Palma, y la promesa de la luz de verano allá en el horizonte... pues eso, que no tenemos ganas de quejarnos, y ni mucho menos de deprimirnos. Alegría, sin duda.
2 comentarios:
Hola:
Gracias otra vez por la mención.
Mira que página más perturbadora:
http://nosolodepanvivelamujer.wordpress.com/2012/02/15/3493/
R.
Original, sin duda alguna... Ciertamente, este mundo de la web es un pozo sin fondo!!!
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