Se me va acumulando el trabajo por una parte, mientras que por la otra se van resolviendo más asuntos... pero después de todo, la vida es así, con lo cual, nos dedicaremos a lo que nos apetece dedicarnos: nueva lectura pues de la colección “La Fuente de Jade”, que adquirí junto con el de “Las Curiosas” ya ni recuerdo dónde. En este caso, es “El Don Prodigioso”, de José María Páez Balgañón (parece que único autor español de la colección, así que ya puede estar bien orgulloso), número 29 de la no oficial lista confeccionada por quien esto escribe.
No será esta la primera vez que yo insista en el hecho de que hay varios tipos de literatura erótica, sobresaliendo de entre ellos la que excita los sentidos pero también la que, ante todo y sobre todo, mueve a carcajada. Y éste es precisamente el caso, ya que estas aventuras de un hidalguillo español de la época de Carlos II tiene momentos que llegan a enardecer, pero sobre todo, es de un divertido supino, porque el autor sabe reírse de la Historia de una forma refrescante y más que amena, metiendo a su antepasado en más de un apuro (y de un recoveco) junto con el eficaz y discreto Liborio. Y mira por dónde que lo que más le he echado en falta ha sido un final feliz (sin criticar el que tiene, por supuesto), porque a veces en este tipo de historias lo más trasgresor que se puede ofrecer al lector es precisamente eso, en plan “y fueron felices y comieron perdices... y vivieron enardecidos toda la vida, disfrutando al máximo de su ardiente temperamento”. Sin duda alguna, todo un entretenimiento divertido a tener en cuenta: agradable sorpresa esta vez, desde luego...
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