Enredado entre ramas y zarcillos que no paran de crecer sobre sí mismos desvelando nuevas perspectivas y viejos asuntos que a veces no dejan ver el bosque... pero después de todo, ¿dónde mejor canta un pájaro, si no es en las ramas de su propio árbol, que diría Cocteau?
A pesar de las hermosas perspectivas de trabajo habidas y por haber, octubre se presenta, de momento, monótono y movido al mismo tiempo. ¿Movidamente monótono? Mhmmm... sería una muy buena manera de decirlo...
Que seguimos, que continuamos, que caminamos, que nos enredamos y nos desenredamos, y en ello seguimos. A veces, echo de menos tanto la constancia como la flema del maestro Tolkien, que sabía acabar escritos y vivir al margen de asuntos sin importancia...
Aunque, después de todo, qué vida tan aburrida la suya.
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