Mucha de la culpa la tiene este libro, sí señor, porque a pesar de no ser tan rotundo y definitivo como su autora pretende (me encantan los libros que te dicen “vamos a dar soluciones a todos tus problemas” y luego no lo hacen), no es una mala lectura.
Al menos, lo que es indiscutible es que ha resultado ser un buen punto de partida, porque muchas de las cosas que dice acerca de relaciones familiares y no familiares sí es muy interesante. Por supuesto, tengo otros volúmenes en cartera con mejor pinta y bastante más rigor, pero para hacerse una idea de por dónde van los tiros, está pero que muy bien.
Por lo tanto, investigando seguiremos.
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