Gratamente sorprendido por la atención que despiertan estas humildes columnas, aprovecho para rescatar las últimas publicadas, ya que debido a problemas informáticos no se publicó ninguna en el pasado mes de julio:
-“Eros y privaciones”: jueves, 6 de mayo de 2010.
No podía faltar, claro: “A ti que te gustan todos esos asuntos, ¿no vas escribir sobre ese cura que...?” Pues no, después de todo. El hombre ya tiene bastante con la que le ha caído encima, digo yo, y además todo el mundo habla de que lo peor de todo ha sido sus exhibiciones y desnudeces y esas cosas... porque total, lo de robar del cepillo de la iglesia, pues parece ser que tampoco es para tanto. Supongo que hay muchísima diferencia entre robar desnudo y robar vestido, claro...
Pero como digo, no pienso hablar de perversión o no perversión, sino de un tema en el que nadie parece detenerse: la privación. Nunca he conocido a nadie en persona, pero sé de ascetas hinduistas que son capaces de trascender la alimentación de sus cuerpos, y de ese modo, mediante meditación y respiración y otras técnicas, sobreviven sin tomar alimento de ninguna clase (algunos dicen que ni agua), sosteniendo que se nutren de prana, de esencia, o de aire. No me gusta afirmar o negar nada que no conozca, pero opinando sobre eso de forma ligera, lo primero que piensa uno es que quizás no sea posible, o que si lo es exigirá una fuerza de voluntad monstruosa y una práctica continuada y absoluta, por no hablar de inquebrantable fe... y aun así, siempre nos quedará detrás el asunto de que alguien que hace eso quizás no esté bien de la cabeza del todo. ¿De verdad nos atreveríamos a fiarnos, de buenas a primeras, de la palabra de alguien que dice que ha trascendido un sistema biológico tan básico como es el de la alimentación? ¿No creeríamos acaso que, en caso de que lo consiguiera, estaría loco del todo, o quizás es que estaba haciendo trampas y no era de fiar?
Pues hay algunos que sostienen que eso puede hacerse con el instinto sexual...
-“Besos públicos”: jueves, 13 de mayo de 2010.
Me pasa a menudo: estoy en una parada de autobús, en un parque, en la terraza de un café... y de pronto, cerca de mí, descubro que hay una pareja besándose. Besándose apasionadamente, y sin esconderse ni acobardarse. Raros son los que han cumplido más de veinte años, y por eso al placer de su caricia bucal se suele unir la rebeldía contestataria de su juventud, su protesta silenciosa pero contundente contra las normas que les rodean y contra todos esos espantajos adultos que les dedican distintas caras: la mayoría de paseantes miran al frente como si no viesen nada, unos pocos suspiran evocando algún recuerdo, unos cuantos más hacen muecas desagradables de evidente fastidio, y los más burlones tuercen una ceja desencantada que lleva implícito un “ya os cansaréis, ya” bastante molesto... y los menos, les miramos con más o menos disimulo, y sonreímos ante ese gesto de libertad y de placer tan espontáneo.
Debo confesar que es un acto que me gusta tanto que, más de una vez, he sentido deseos de acercarme a ellos y felicitarles por contribuir de esa forma tan sencilla y a la vez tan mágica a la belleza de la ciudad y del planeta. Porque después de tantos siglos de humanidad y de tantas censuras y de tantas estupideces, resulta verdaderamente emocionante contemplar a dos personas que, por encima de lo terrible del Mundo y de lo mal que va la vida y de lo duro que es todo y de los desastres tan desastrosos que nos golpean una y otra vez, son capaces de decir a cualquier persona y sin palabras un mensaje tan claro y directo como “pues a mí, lo único que me importa es el amor”.
Tal vez sea por eso por lo que despiertan miradas tan hostiles por parte de quienes han olvidado lo maravilloso que es un beso.
-“Un Eros público”: jueves, 20 de mayo de 2010.
Internet es un invento que me tiene cada día más maravillado y sorprendido, porque desde su puesta en marcha y aplicación masiva, ha contribuido a ensanchar los horizontes de una forma espectacular... incluyendo, claro está, los de la sensualidad y el placer. Y una de las formas más eficaces para este último ha sido sin duda la de esos portales para adultos en los que los usuarios pueden colgar videos en los que ellos mismos son los protagonistas...
Y me refiero específicamente a que, en este acto tan sencillo (que por otra parte ha sido también criticado hasta la saciedad, entre otras cosas por el aparente “mal gusto” que exhiben sus realizadores... y entiéndase ello como a cada uno le parezca mejor), es donde paradójicamente podremos encontrar más imaginación, menos tonterías, caminos más directos, y placeres más sensuales... precisamente, porque los usuarios de dichos lugares no tienen pudor alguno en mostrar precisamente aquello que desean mostrar: placer. Y muchas veces lo hacen de un modo tan natural y tan franco que consiguen escandalizar incluso a las estrellas del cine X más curtidas y cuyas coreografiadas proezas resultan a menudo tan cansinas.
Porque sobre todo, y por encima de todo, hay muchísimos de esos usuarios que se proponen compartir un placer libre, y también, valga la redundancia, un placer placentero. Porque son personas amantes del placer, que saben de sobra que ese placer es algo que no se puede fingir, ni coreografiar, ni regular, ni estandarizar, ni encasillar entre muros: son los que, más allá de tópicos prefabricados y de nulas dotes artísticas (que justo es reconocer que son la mayoría), nos regalan momentos de un éxtasis tan verdadero y tan dulce, tan íntimo y al mismo tiempo tan público, que nos dejan literalmente sin respiración.
Como ya había dicho antes, Internet es un invento magnífico.
-“Eros y camisetas”: viernes, 11 de junio de 2010.
Una de esas noticias aparentemente intrascendentes, en las que pocos se fijan y en las que muchos están de acuerdo sin más: el ayuntamiento de Barcelona no prohibirá que los extranjeros circulen por la ciudad sin camiseta en el verano, pero sí hará campañas de concienciación para que dicho acto no se generalice, por aquello de que “esa no es la imagen que la ciudad quiere dar” (según uno de los capitostes gubernamentales).
Qué discurso tan interesante, y qué preguntas tan amplias nos sugiere: ¿es ofensivo que los hombres se paseen sin camiseta, mostrando su torso desnudo? Si es así, y esa no es la imagen que se pretende dar, ¿por qué entonces se permiten en otros lugares comportamientos de los turistas muchísimo mas indecentes que ese (y por si alguien lo duda, me estoy refiriendo a comportamientos que no tienen nada que ver con lo sexual)? Si a todos los políticos de turno se les llena la boca diciendo que sin duda Barcelona es una ciudad llena de libertad, ¿qué justificación tiene una propuesta semejante? Ítem más: ¿por qué no hacerlo al revés, y crear campañas de concienciación para que en vez de ser únicamente los chicos quienes se quiten la camiseta, sean también ellas las que se apunten a la tendencia? Es interesante pensar que esta última propuesta sería increíblemente atractiva pero absolutamente inviable, ya que probablemente los accidentes de tráfico aumentarían exponencialmente...
Lo más raro de todo es que no fue hace tantos años cuando el mismísimo alcalde de la ciudad salió en televisión diciendo que el nudismo ¡estaba autorizado en la ciudad! Juro que no me lo invento, e ignoro qué es lo que ha pasado o dejado de pasar con semejante ley... pero desde luego, quizás fuese divertido animarse a comprobar qué es lo que sucedía en caso de salir a la calle únicamente en camiseta...
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