De
vuelta de Asturies una vez más, un largo puente en el que ultimar detalles,
reunir elementos, y dedicarse, ante todo y sobre todo, a los vivos... pero
también a los libros. Mis nuevas estanterías rebosan de ejemplares de
biblioteca que ahora por fin se van conociendo unos a otros, después de años y
años y años de exilios, viajes, maltratos, pérdidas, recuperaciones, préstamos
rebuscados y cesiones un tanto dudosas... pero incluso he recuperado mi
diccionario de inglés, aquel que me compraron allá por el 87, cuando empecé a
estudiarlo en la escuela. Después de todo, siempre ha sido MI diccionario, así
que ahora es más que justo que me acompañe en la aventura, con todo lo hermoso
que ha ido recogiendo por el camino.
Aniversario,
nada menos que de veintiocho: el cinco de noviembre de 1984 fue cuando empecé a
escribir mi primer diario, que años después anda disperso y mucho de él aquí
mismo se halla. Feliz cumpleaños, por la parte que nos toca...
Y esos
fabulosos y divertidísimos “Cuentos Colloraos de la Tradición Oral Asturiana”
son un viejo regalo de papá que me ha acompañado y me ha hecho reír a mansalva,
tan bien editado como sólo pueden hacer los amigos de Picu Urriellu, y que es
altamente recomendable para pasar un buen rato. En mi Infierno queda ya, donde
presumiblemente irán a parar todos los volúmenes dedicados al Eros: precisamente,
y como no podía ser de otro modo, los primeros que he colocado en orden han
sido los 51 de la colección completa de “La Sonrisa Vertical” en edición bonita
(es decir, tapa dura). Nadie más que yo sabe los muchísimos años que había
esperado ese instante...
Y a
noviembre, le pedimos que siga así, que las cosas van por muy buenos caminos.
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