Esto me
pasa a mí por confiar en recomendaciones ajenas, pero después de todo, así es (algunas
veces, y afortunadamente ya no muchas) la vida del lector. Reconozco que este
señor sabía contar cosas, y que posiblemente la historia de quien está contando
fuese real y valiese la pena contarla... pero la pregunta desde mi punto de
vista es si vale la pena leerla, y la respuesta, por supuesto también desde mi
punto de vista, es que no mucho.
Pero de
sobra es sabido que a mí me horrorizan los libros que tejen desgracias una
sobre otra para demostrar lo mal que va el mundo y que pobre del que han
escrito y blablá, así que simplemente diré que es legible, pero que si no me lo
hubiesen recomendado, no lo habría leído ni de lejos (y tentado estuve de
dejarlo al principio, pero eso es algo que muy, muy pocas veces he hecho).
Algunas veces me recordaba a Robertson Davies y sus largas peroratas
absolutamente carentes de valor pero de lo más digestivas, y miren, pues qué
quieren que les diga: que para gustos pintaron colores... pero que esto ni
mucho menos es de mi gusto, aunque por lo menos, se agradece que haya sido
legible.
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