Es una moda agradable, la de haber recuperado el vinilo (algunos dedicamos la segunda mitad de los 90’ a coleccionarlos de segunda mano a un precio ridículo, porque sabíamos de sobra que iba a volver), y también la de que los nuevos grupos opten por sacar un single en dicho formato, como antaño. Y si además ese single es la entrada a un concierto, tenemos la combinación perfecta.
De ese modo, el viernes pasado (es decir, el 20) nos fuimos a ver de nuevo a Gran Sol, grupo que me tiene encandilado desde la primera vez que los escuché (y era una maqueta bastante mal grabada), y seis eurillos mediante, nos cayó este single para la colección. El concierto, como siempre, una chulada (y más teniendo en cuenta que era en el interior de un molino de la calle Industria, con lo cual el marco ayudaba mucho), y el single también, aunque como le dije a Noemí, yo hubiese preferido “Don’t call her name”, que es mi canción favorita de ellos.
De estas dos, me quedo con la fuerza de “Two kings”, de esta especie de “música de frontera” que hace este cuarteto tan especial. Ojalá sigan creciendo a buen ritmo, porque sin duda, se lo merecen.
Y por cierto que esta vez decidí no quedarme sin firmas, y los cuatro integrantes me pusieron dedicatorias detrás de la carátula, lo cual le añade al asunto no poco valor. Hacía tiempo que estos menesteres no me causaban un poco de vergüenza (por un momento pensé que era un tanto ridículo por mi parte pedirles algo así... aunque después de todo, también a mí me piden que firme cosas), pero la amistad con Noemí y la columna que les dediqué en “Última Hora” me allanaron el camino, por supuesto. A veces, la vida es dulce...
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