Nuevas aventuras de los mundos del Ecumen, centradas en este caso en un planeta de invierno casi perpetuo y en su población: humanos asexuados o hermafroditas que sólo muestran sus atributos sexuales (y sus deseos sensuales) en una determinada etapa de celo (o kémmer, como ellos lo denominan). Todo ello le sirve a LeGuin para trazar retratos particulares de nuestra propia sociedad precisamente mediante la ciencia-ficción, especulando en cómo serían las relaciones entre personas de semejantes características y donde no se diese ni represión sexual ni diferenciación de sexos... Como todos los libros que me he leído de ella, entretenido al tiempo que fascinante.
Y es que la señora LeGuin es siempre una caja de sorpresas: la descubrí gracias a mi madre, que me dejó los dos primeros de Terramar, y a partir de ahí hablé con la gente de Minotauro para volver a insistir en ella hablando del último de relatos cortos de Terramar, de “El Cumpleaños del Mundo y otros Relatos”, y de otro más que también leí pero cuyo título no recuerdo (una vez que los acabo, se los regalo a mi madre). Es una escritora “profunda”, llena de capas misteriosas y trabajadora como ella sola, con una riqueza erótica espectacular (les saca un partido a las relaciones humanas mucho mayor que muchísimos autores de literatura erótica convencional... y eso es todo un mérito, además de todo un placer), y que una vez que te engancha ya no te vuelve a soltar... Es, sin duda alguna, todo un honor poder leer libros como estos: de momento no tengo ya ninguno pendiente suyo, pero no sería raro darle un mordisco al Terramar completo, tanto para disfrutar como para aprender...

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