Y aquí está octubre, con sus claros y sus oscuros, con sus
danzas y con sus vaivenes, en los que seguimos envueltos y capeamos lo mejor
que podemos, siempre con la vista en el horizonte, con ansia de náufrago y
esperanza de titanio... y que no se oxide.
Para empezar, vamos de oyentes una vez por semana a la
universidad, porque aprovechamos para ensanchar conocimientos y puntear el
trabajo final de máster al tiempo que nos calentamos el alma con el café (el
té) y las risas con los amigos... que esperemos pueda ampliarse al inglés
(ojalá el cambio de grupo nos salga todo lo bien que deseamos) y que además
animemos al cuerpo con la debida Contrología, a la que tendré acceso seguro la
semana que viene. Y con la maestra del año pasado y el horario del año pasado,
lo cual es todo un placer. Seguir, continuar, vivir... como se pueda, cuanto se
pueda, siempre hacia delante.
Y para descorchar el mes, nada menos que una nueva película
de Alejandro, y en cine: ayer estuvimos viendo “La Danza de la Realidad”, nuevo
paso de Jodorowsky en el arte fílmico refiriéndose a sí mismo y a sus locuras,
dejando mi libro obsoleto (y que sea muchas veces) y sin ganas de ampliarlo
(pocas ganas de pocas cosas), con momentos inolvidables de ocasiones
inolvidables, Alejandro anciano sosteniendo a Alejandro niño, no puedo evitar
imaginar la comparación porque nada necesitaría yo más que un Yo anciano
sosteniéndome en brazos a mí mismo en este instante...
Octubre octubrea, la realidad danza, y seguimos caminando
paso a paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario