Que la vida es curiosa, ya lo sabíamos, y que este verano
era atípico, también... así que aquí seguimos, esperando al Sol, disfrutando
del que ya hay, superando el a veces picado oleaje, y ascendiendo a la cumbre
metro a metro, como debe de ser. Lo demás, pues es vivir... y a vivir se
aprende viviendo.
Maravilloso, como cada año y a pesar de las dificultades, ha
sido el Celsius 232, donde como decía ya de la feria del libro de Madrid,
empezamos a tener lectores, de los que se han leído los libros y te vienen
entusiasmados a hablar de ellos (“tengo en una estantería especial los libros
de Tolkien, los de Ursula K. LeGuin, y los tuyos...”), y vienen no ya a comprar
el último, sino a la presentación que hicimos el sábado 2 a las 17’40 h., todos
entusiasmados. Y si eso fuera poco, le di un libro nada menos que a Patrick
Rothfuss, en mano, y a quien le hizo gracia que le citase en el mismo. ¿Qué más
se puede pedir?
Seguir viviendo, seguir aprendiendo... y poder seguir
disfrutando muchísimos años de esta vida recién descubierta. Lento, despacio,
con calma...
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