Y no sólo el continente es precioso, sino también el contenido: un recorrido de primera mano por trenes tan míticos como el Orient Express, el “Train Bleu”, el que atravesaba la península malaya o el que aún sube hasta las colinas de Darjeeling... Uno de esos libros donde las fotografías hablan por sí mismas y el texto ofrece pinceladas históricas claras y suficientes como para poner los dientes más que largos: en mi caso particular, cuando ya tenía más que suficiente llegué al último capítulo que habla de los trenes de Perú, los que llegan a Machu Picchu (según el autor, es la única forma motorizada de llegar allí, y puedo creérmelo), me entraron muy malas ideas en la cabeza respecto a hacer ese viaje por una parte en tren de lujo, y por la otra a pie, siguiendo el antiguo camino inca. Tendré que hablar con el jefe, a ver qué opina del tema...

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